El trabajo en hacendera «era democracia y no lo de ahora»
«Ni el Gobierno ni los ayuntamientos regalaron nada a las juntas vecinales de León», asegura el presidente de Pedregal (término municipal de Las Omañas), Juan Bautista Álvarez Álvarez. Como muchos otros leoneses recuerda a sus 75 años el funcionamiento del sistema concejil en la provincia como un modelo de gestión en el que todos los vecinos arrimaban el hombro en favor de la comunidad. «Eso sí que era comunismo y democracia y no lo de ahora», señala el pedáneo y concejal, seguro de que los pueblos «se han mantenido por el esfuerzo de muchos vecinos y no desaparecen porque aún quedan las juntas vecinales», aunque !amenazadas ya hace tiempo».
Era muy niño cuando la luz llegó, «en mil novecientos cuarenta y tantos», a su pueblo y a los del término municipal. «Los vecinos construyeron la caseta para albergar el transformador —en Pedregal, de Adobe; en Las Omañas, de Peña, y en Santiago del Molinillo, que tenía más dinero, de ladrillo—». Y no sólo eso, pagaron, al menos parte, si no le falla la memoria, con la cosecha que obtenían de unos terrenos comunales, «porque entonces no teníamos chopos para vender». Muchos pueblos del norte leonés consiguieron que llegara el alumbrado de esta forma en unos tiempos «en los que se pagaba por bombilla» instalada y no por contador.
Carretas y «parejas» guiadas por los vecinos desempeñaron un papel fundamental en el mantenimiento de caminos e incluso en la construcción de las carreteras, como la que une San Martín de la Falamosa con Villagatón: «Los vecinos metieron la piedra con los carros», al igual que hicieron para construir las rampas del puente de Villarroquel —trabajos que no conoció—. En una de las márgenes trabajaban los habitantes de Pedregal y Mataluenga, mientras que en la otra lo hacían los de Las Omañas, San Martín de la Falamosa y Santiago del Molinillo. Esta misma organización se mantuvo muchos años después para limpiar de nieve la carretera «para que entrara el coche de línea. Esto ya lo conocí yo»,
Más cerca le queda la llegada del teléfono a muchas localidades de la provincia. «Fue con Matías Llorente de vicepresidente de la Diputación, en tiempos de Alberto Pérez Ruiz. Ésta pagaba una parte y las juntas vecinales otra».