La tormenta arrasa 700 hectáreas de cultivo en Fresno y el 60% de la alubia del Páramo
Los productores de pimientos dan por perdida la campaña y el Ayuntamiento estudia declarar la zona excepcional.
Cuando los agricultores leoneses todavía arrastran las pérdidas que la extrema sequía les ocasionó en la temporada pasada, las intensas lluvias, las tormentas y el granizo de los últimos días les pone de nuevo al borde de la ruina. Esto es lo que les ha ocurrido a los productores de la zona de la Vega del Esla, desde Cebrones del Río hasta Fresno de la Vega, a los que la intensa tormenta del vienes por la noche arrasó cerca de 700 hectáreas de cultivos de todo tipo, pero mayoritariamente pimientos, puerros, tomates y demás hortalizas, además de patatas y remolacha. Uno de los principales productores de pimientos de esta zona, Jose Morán, explicó que los cultivos, sembrados el pasado mes de mayo y que ya estaban a media altura, no han soportado los últimos granizos ni los cerca de 30 litros por metro cuadrado caídos el viernes. «Es un desastre, a dos meses de la feria del pimiento, no sé que vamos a hacer», lamenta este agricultor, que explica que el 90 por ciento de la población de esta zona vive de este cultivo.
Desde el Ayuntamiento de Fresno de la Vega, con su alcalde Antonio Lozano a la cabeza, se está estudiando la posibilidad de convocar un pleno extraordinario para declarar la zona como excepcional y reclamar ayudas para los afectados, sobre todo para los que no tienen seguro agrario, o a los que no les cubren ciertos daños. «La perdidas son muy cuantiosas, ya que hay que tener en cuenta que hortalizas, las más afectadas, tienen un coste adicional por los tratamientos que conllevan», aclara Morán.
«Un balance muy negativo y un futuro muy incierto» es el que arrojan también desde la Comunidad de Regantes del Páramo Bajo. Su presidente, Herminio Medina, estima que las tormentas de agua y granizo de los últimos se han llevado por delante el 60% de las alubias sembradas, una legumbre que, en muchos casos, se habría resembrado por segunda vez y que ahora ya no volverá a ponerse. Medina explica que el problema ya no son sólo las pérdidas, «sino que la alubia que queda en el campo lo hace en un estado muy delicado» por lo que «el resultado final podrá ser peor».
El maíz de esta zona también tiene encima una situación complicada, bien porque como las tierras están encharcadas no se pueden entrar, o porque con las intensan granizadas y tormentas es imposible sembrar «y ya estamos prácticamente en julio y el tiempo se acaba», argumenta el presidente, que no dibuja un escenario muy halagüeño. «El año pasado con la mitad de agua la producción fue del doble», afirma, consciente de que se necesita que septiembre y octubre vengan calurosos para salvar algo de la campaña.
La misma situación la dibujan en el Páramo Alto. El presidente del Canal General del Páramo, Ángel Quintanilla, prefiere no poner sobre la mesa porcentajes «a la espera de que el tiempo se estabilice», aunque las tierras de esta zona también presentan un panorama complicado. Los cultivos más afectados vuelven a ser la alubia y el maiz, con la esperanza, aún, de que la climatología de un respiro.
Mejor escenario es el que se alza en la Vega del Tuerto, donde las lluvias han dejado entre 20 o 6 litros, dependiendo de las zonas, sin que el campo haya registrado graves consecuencias. El río Tuerto si es cierto que baja revuelto, como consecuencia propia de las tormentas. No obstante, en dos puntos concretos de la Valduerna, en Castrotierra y Fresno, el pedrisco si que ha echado a perder la alubia y ha dañado la remolacha.