EL ORGULLO DE UNA TIERRA
Pendones para abrazar la comarca
Los pueblos de la zona de La Bañeza se unen para celebrar su tradiciones y reivindicar la necesidad de servicios en el medio rural.
Aúpan a un niño para trepar por la vara. FERNANDO OTERO
a.g. VALENCIA | LA BAÑEZA
Día de hermandad. Jornada para estar orgullosos. De los pueblos, de la ciudad, de todos y cada uno de los vecinos de unas comarcas que sacan pecho y pelean por su futuro. La fiesta de las comarcas bañezanas desplegó ayer todo el potencial de esta tierra. Todas las localidades se necesitan, la ciudad como centro y los pueblos como sustento.
El día amaneció colorido y los pendones le dieron aún más realce a un cielo que volvió a abrazar las tradiciones. El recorrido comenzó en el Polígono de la Sementera pasadas las once de la mañana y durante todo el trayecto los paños bañezanos del Viejo Reino ondearon en lo alto.
Uno de los momentos más esperado fue la llegada de los pendones a la plaza Mayor de La Bañeza. Una treintena de pueblos entraron en el corazón de la ciudad arropados por numeroso público que no quiso perderse las hazañas ni la destreza de los mozos con la vara y el paño. Los bailes con los mástiles, siempre hay quien se decide a trepar por la vara incluso quien es capaz de pujar el pendón con la barbilla.
En la plaza, la fiesta puso sobre la mesa la importancia del mundo rural y reivindicó los tan denostados servicios para sus habitantes. Una reivindicación al unísono y cargada de razones.
La fiesta de las comarcas cumplió nueve años. Nació al abrigo del cronista Conrado Blanco y del Ayuntamiento, que hizo partícipes a los pueblos del entorno de la puesta de largo de la recuperación del pendón de la ciudad. Desde ahí ya va casi una década.
La cita siguió como cada año con un recorrido que acabó con una comida popular en el Jardinillo. En definitiva una fiesta que es un abrazo necesario, mutuo y sincero