HISTORIA
El combate que salvó el viejo Reino
Villadangos recreará este sábado el enfrentamiento entre las tropas leonesas y aragonesas en tiempos de Doña Urraca. Torneos medievales, el mercado, las demostraciones y la cena centran las otras actividades.
El siglo XII aterrizó convulso en el antiguo Reino de León y fue Villadangos quien salvaría el honor y cambiaría la historia. A las afueras de la villa, en el otoño del año 1111, se enfrentaron en cruel batalla los partidarios de la reina Urraca de León y las huestes del rey Alfonso de Aragón, apodado ‘el batallador’ y a su vez esposo de la Doña Urraca. Entre los leales a León, al frente de una pequeña comitiva de gallegos y leoneses, se encontraba el Obispo de Santiago, Diego Gelmírez y el infante Alfonso Raimúndez, hijo de Urraca y legítimo heredero del Reino. Tan sangrienta fue esa batalla, que más de novecientos años después, el lugar en el que acaeció ha mantenido el nombre de ‘La Matanza’ como testimonio de lo supuso para los habitantes de esta localidad leonesa.
Desde entonces, Villadangos recuerda lo sucedido en un fin de semana cargado de actividades donde el mercado medieval, el campamento y el torneo de caballeros marcan los principales atractivos. La edición de este año arranca el sábado con la apertura de puestos comerciales y talleres artesanales de escritura, fragua y forja, escultura, ceca, vidrio, trillo, alfarería, cota de malla, cordelería y fabricación de flechas, entre otros. Todo un regreso al medievo en el que tampoco faltarán las animaciones teatrales, los juegos, las tablas astronómicas, la esgrima o el tiro con arco.
La apertura del campamento templario se producirá a las 11.45 horas, momento justo para que los cetreros hagan virguerías con las águilas de Valporquero. El momento álgido de la jornada se vivirá con la recreación de la batalla entre las tropas leonesas y gallegas. Después, las Cortes de León se acercarán a la villa para la concesión del pendón de Villadangos por la reina Urraca, el infante Alfonso y el obispo Gelmírez en agradecimiento por la ayuda recibida.
Broche de oro
Ya por la tarde no faltarán las lucha de espadas, el torneo de caballeros —con combates a caballo— un espectáculo de fuego y la siempre concurrida cena medieval en la calle Ancha y un concierto de música celta para cerrar la jornada. En cuanto al domingo, al margen de la actividad del mercado —donde volverán a reproducirse las costumbres y oficios de la época— se unen la misa medieval, más actividades en el campamento y la gran representación teatral El rey soy yo, que narra las aventuras y desventuras de todos aquellos vivían en la Corte leonesa alrededor de la Urraca y su hijo y heredero el infante Alfonso. Un pasacalles y el cierre del mercado bajarán el telón medieval hasta el próximo año.
Una fiesta digna de contemplarse, con recreaciones, gastronomía, teatro, venta ambulante, batallas y un sinfín de actos preparados para deslumbrar a propios y extraños al tiempo que rememoran uno de los episodios más épicos del Reino de León.