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Los afectados siguen sin ayudas directas un año después del incendio de La Cabrera

Ni las pedanías ni los ganaderos han percibido compensaciones ante la merma de ingresos y a pesar de las peticiones.

La comarca se manifestó unos días después de la catástrofe pidiendo que no se les dejara solos, como se lee en la pancarta. MARCIANO

Publicado por
León

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a.g. valencia | astorga

Exactamente hoy se cumple un año del incendio que asoló La Cabrera. Una catástrofe que no solo calcinó un paisaje que, gracias a las lluvias de la primavera vuelve a florecer, sino que también abrió una honda herida en los habitantes de esta comarca que aún no ha cicatrizado. Han pasado 365 días con sus respectivas noches y la sensación entre la mayoría de los afectados es la misma: «un abandono total, muy buenas palabras, pero poco más». No es la primera vez que las voces cabreiresas se alzan para denunciar la situación tras el fuego que se comió más de 9.000 hectáreas. Fue el incendio más devastador de todo 2017 y aún así, «ni las juntas vecinales ni los ganaderos han percibido compensaciones directas para paliar la merma de ingresos que ha originado el fuego». Una denuncia que ha vuelto a elevar el alcalde de Truchas, Francisco Simón, quien hace ya hace un año, y personalmente, trasladó al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, la necesidad de que las pedanías y los ganaderos de las zonas afectadas recibieran ayudas ante la prohibición que se venía encima de sacar rendimiento de los aprovechamientos del monte.

«Indignado, impotente, frustrado...», así es como dice sentirse uno de los ganaderos de Villarino, a quien el fuego dejó en una situación crítica al perder todo el pasto. Un trabajador que decidió emprender en la comarca y que a lo largo de este año ha tenido que subir cada semana pienso y alimento para las reses. No es el único que describe esta realidad.

Francisco Simón insiste en que «en estos doce meses ha habido reuniones y muchas buenas palabras, pero...», lamenta, aunque tampoco niega que sobre el terreno sí se ha actuado. «Se ha sacado mucha madera quemada y se está replantando», aunque entiende que no es suficiente siempre y cuando los afectados directos sigan en la misma situación de desamparo. «De la Diputación no esperábamos nada, pero de la Junta sí, porque mostró una actitud más receptiva desde el principio», reconoce. Lo que sí se da totalmente por perdida es la posibilidad de la declaración de zona catastrófica, una figura que hubiera aportado ingresos extras para la recuperación del área y que, a diferencia de la Cabrera, otros puntos afectados por los incendios forestales en 2017, como Asturias o Galicia, si tramitaron y lograron que el Consejo de Ministros la aprobara solo un mes después de los siniestros.

Con casi 10.000 hectáreas, el incendio, que se originó en Losadilla, fue el peor de todos los acaecidos el año pasado, un ejercicio negro y que aún tiene secuelas en el terreno. En el municipio de Encinedo, muchos de los pueblos que se vieron afectados aún esperan que la administración autonómica y la Confederación Hidrográfica del Duero asuman el arreglo de las captaciones. «Confiamos en que ya se haga pronto», explica el alcalde, José Manuel Moro, quien asegura que no hay problemas graves de abastecimiento porque «ha venido un año bueno» y aclara que, por ahora, se están utilizando captaciones más antiguas. En Trabazos, Losadilla, Quintanilla, Forna, los vecinos lo saben bien.

La Junta anunció inversiones por valor de tres millones para la recuperación de la zona y la construcción de nuevos depósitos, una cantidad «insuficiente» para muchos que no ha logrado tampoco acallar las críticas.