patrimonio en alza
El renacer del chozo de San Justo
La Junta Vecinal de Villar de Santiago ultima un proyecto para restaurar este legendario bien histórico ubicado en el entorno de la ermita.
vanessa araujo | villar
La Junta Vecinal de Villar de Santiago, en Laciana, quiere reconstruir un chozo ubicado a una de las márgenes de la Ermita de San Justo, según señaló su presidente, Miguel Ángel Álvarez.
En este sentido, explicó que se trata de un chozo construido por San Justo Ermitaño, hijo de un rey persa, el cual se instaló en esa zona, donde existía la Ermita de San Justo, «en honor a Justo y Pastor, niños mártires asesinados y enterrados en Alcalá de Henares», matizó Álvarez. Con esta rehabilitación, la Junta Vecinal pretende «recuperar un bien de interés histórico y etnográfico de gran importancia para el pueblo», destacó el presidente, aunque también reconoció que para los visitantes que últimamente se prodigan en visitas, dejando flores y velas encendidas en dicha ermita.
Las obras se basarán en la limpieza del lugar y en volver a levantar el chozo. «Tendrá que ser a mano, ya que se cree que puede haber restos de cimentación sobre la construcción», destacó el presidente. Estos trabajos tienen un presupuesto que supera los 14.000 euros, por lo que desde la junta vecinal se están intentando captar alguna subvención para tal fin.
Para completar, estos trabajos, la Junta Vecinal tiene intención de colocar un manuscrito completo de la Historia de San Justo en la Ermita para conocimiento de todo el mundo.
En torno a la figura de San Justo hay varias leyendas, entre las que se encuentra las tres veces que se quemó el pueblo del Villar, tantas como las ocasiones que se le quemó a San Justo los pequeños chozos que construía. Aunque el pueblo se quemaba, siempre había una casa que se salvaba del incendio, coincidiendo con la un amigo de este eremita, Gabriel Cortina. «Tanto es así que el pueblo se le llegó a conocer como El Villar Quemado», explicó Álvarez. Otra leyenda cuenta que cuando San Justo murió las campanas de la iglesia tocaron fuertemente solas y que una vez muerto, sujetaba fuertemente en su mano un papel, que nadie era capaz de abrirle la mano hasta que llegó su amigo Gabriel Cortina, quien con suma facilidad pudo abrirle la mano y ver lo que ahí ponía, entre otras cosas afirmaba que era hijo del Rey de Persia y que deseaba ser enterrado dentro de la Ermita, en una tumba que él mismo había cavado.
Desde entonces, los vecinos del Villar celebraron culto el día 6 de agosto en esta Ermita, hasta que por causas naturales se derrumbó la misma, sin embargo hace unos ocho años, la Junta Vecinal volvió a rehabilitarla y de este modo se recuperó esta festividad. Una festividad que desde hace unos años tan sólo sirve de hermanamiento, ya que «los sacerdotes dicen que no pueden ir a oficiar misa ahí, que tienen mucho trabajo», matizó Álvarez. Sin embargo, desde la junta vecinal les gustaría recuperar el carácter religioso que de esta celebración.