Diario de León

RUIFORCO La medida impide dar de beber a las reses

Los regantes frenan el cierre de tomas del Torío que ordenó CHD

Imagen de archivo del río Torío durante una época de sequía. JESÚS

Imagen de archivo del río Torío durante una época de sequía. JESÚS

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León

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DL | Redacción

Cerca de medio centenar de ganaderos y vecinos del valle del Torío impidieron ayer que una retroexcavadora contratada por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) cerrara la toma para riego del pueblo de Abadengo, en Ruiforco —ambas localidades en el municipio de Garrafe de Torío—, al igual que se ha hecho hasta el momento, por orden del organismo de cuenca, desde del municipio de León, aseguraron ayer los afectados, que señalaron que CHD esgrime la necesidad de mantener el caudal ecológico en el Torío y la situación ilegal de las tomas para adoptar esta medida.

Sin embargo, agricultores y ganaderos aseguraron haber solicitado a la CHD los permisos para regularizar las entradas de agua, «sin que nos hayan contestado», señaló un ganadero con pastos para vacuno de carne en Fontanos, Matueca y Garrafe Jorge Suárez García. Los afectados anunciaron que estudian ya las acciones legales que les permitan continuar con el riego de los cultivos y de los pastos, así como revertir la situación allí donde se ha cortado el paso al agua. Suárez indicó que CHD cerrará las tomas «hasta los lavaderos de Orzonaga», y denunció que en aquellas en las que se instalaron reglas y caudalímetros digitales para medir el caudal detraído «nos echan unas cazadas para que no entre agua, cuando ya solo con las fiestas de los pueblos suben el caudal».

Los concentrados en Ruiforcos lograron ayer que la máquina no pudiera cerrar la toma, operación que efectuó por última vez el viernes en Palazuelo de Torío, donde los vecinos mostraron su queja por los daños de las cadenas del ingenio en el asfalto. «Al menos ayer trajeron una máquina con ruedas», dijeron.

«Ya el año pasado sufrimos unas pérdidas de 4.000 a 5.000 euros por ganadero por no poder regar la hierba», aseguró Suárez, que indicó que la única forma de dar de beber al ganado «es por los puertos —las tomas—. Si lo bajamos al río, el Seprona nos sanciona», al ensuciar los animales las aguas del río, explicó. Además, cada vez es preciso aumentar más la cabaña para que la actividad resulte rentable, dijo.

«En invierno son los lobos los que bajan aquí a alimentarse, sufrimos ataques de buitres y ahora tenemos este problema. Siempre pagamos los mismos, quizá porque cada vez somos menos».

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