La Casita de San José acoge a 330 usuarios este año
Cáritas urge transformar las políticas para favorecer los derechos de las personas sin hogar.
a.g. valencia | astorga
Para muchos es lo más parecido a un hogar, un lugar al que poder acudir, donde encontrar un plato caliente, una ducha, una conversación o una cama donde dormir. Se trata de la Casita de San Jose en Astorga, un albergue para transeúntes, gestionado por Cáritas, que en lo que va de año ha acogido a 330 personas y ha llevado a cabo unas 900 intervenciones. Los transeúntes pueden pernoctar dos días al mes y en caso de necesidad puede ser por más periodo de tiempo, además se les facilita ropero, comidas, cenas, medicamentos, lavandería o atenciones médicas. Este servicio ha supuesto una inversión superior a los 50.000 euros este año, tal y como indicaron ayer fuentes de la entidad, que explican que muchas de estas personas comparten factores similares como: carencia de vivienda y trabajo, factores estresantes en sus vidas y falta de redes sociales de apoyo. Suelen llevar añadidos problemas de salud física o mental así como dependencias.
La Casita de San José es un centro con una larga historia en Astorga, donde se atiende tanto a personas que viven permanentemente en la calle y sin hacer uso de la red de recursos o utilizándolos sólo puntualmente, como a las que se desplazan de ciudad en ciudad alojándose en albergues o centro de acogida por breves espacios de tiempo.
La entidad, dependiente de Cáritas Diocesana, ha hecho pública la atención prestada este año para sumarse al Día de la Personas sin Hogar que se celebra este domingo. Varias entidades promueven este día para decir basta a las situaciones de vulneración de derechos, de invisibilidad, de sufrimiento, de vivir en la calle, de inseguridad, de agresiones, de no poder acceder a una vivienda y, en definitiva, de no tener hogar que afecta a unas 40.000 personas en España.
Bajo el lema «¿Y tú qué dices? Di basta. Nadie Sin Hogar», las organizaciones promotoras de la jornada como Cáritas denuncian que urge a toda la sociedad, a las administraciones públicas y a cada ciudadano poner un límite a situaciones tan dolorosas y a transformar unas políticas públicas que no favorecen el acceso y ejercicio de sus derechos humanos a las personas que carecen de vivienda.
En concreto, y tal y como explican desde Astorga, la campaña pone el foco en ampliar el parque de vivienda de alquiler social, en impulsar la vivienda social como equipamiento público y promocionar el uso de las viviendas vacías, en regular el mercado de alquiler, establecer la Mesa de Coordinación Intersectorial de la Estrategia Nacional de Promoción de la Vivienda, en crear una tipología de vivienda social específica para personas en situación de sin hogar, así como estimular la participación de las personas en situación de exclusión residencial en el diseño, seguimiento y evaluación de las estrategias de vivienda basadas en derechos humanos.
Otro aspecto estratégico en el que trabajar — tal y como indican— es el de la prevención, de manera que sea posible anticiparse a la pérdida del hogar y a las situaciones de calle.
Visibilizar a las mujeres
La campaña quiere visibilizar la realidad de las mujeres en situación de sin hogar, a menudo invisible y desconocida, y que en muchos casos sufren situaciones de mayor vulnerabilidad que los hombres debido a la falta de adecuación de los servicios a su realidad.
La crisis económica también ha cambiado el perfil del usuario de la Casita de San José, en su mayoría hombres, aunque cada vez también más mujeres, españoles en edad de trabajar.