Diario de León

PALANQUINOS. Madre e hijo se encuentran en buen estado tras el accidentado parto

Da a luz a su tercer hijo en un coche en marcha en la ronda del hospital

Jessica Lago, en la habitación del hospital, con su hijo Daniel en brazos. JESÚS

Jessica Lago, en la habitación del hospital, con su hijo Daniel en brazos. JESÚS

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v. ARAUJO | PALANQUINOS
León

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La llegada de un hijo es siempre un motivo de sentimientos contradictorios. La alegría de contar con un nuevo miembro en la familia se mezcla con el miedo y los nervios ante el momento del parto. Las sombras empañan cualquier otro sentimiento cuando la madre carece de la atención sanitaria precisa y da a luz un vehículo sin que tan siquiera este se detenga. Esta situación la vivieron a primera hora de la mañana de ayer la joven Jessica Lago y su pareja Antonio Riesgo, ambos lacianiegos y vecinos del pueblo de Palanquinos desde hace seis años.

Sobre las ocho y media de la mañana, Jessica Lago, que esperaba al bebé para el 7 febrero, sintió molestias. Las contracciones se sucedían cada siete minutos, por lo que decidió recoger sus cosas y prepararse para dirigirse al hospital, aunque aún quedasen casi tres semanas hasta la fecha prevista para el nacimiento. La joven —madre de otros dos niños: Antonio, de cuatro años, y Pablo, de trece meses— tenía experiencia. «Sabia que hoy era el día, de hoy no pasaba», explicaba ayer.

Tras dejar a los pequeños con una vecina, Jessica y Antonio se subieron a su furgoneta. Ella, colocada en la parte delantera con el asiento echado hacia atrás, notó en ese instante la rotura de la bolsa de líquido amniótico. Un poco más adelante, la madre sentía la rotura total de la bolsa y sus dolores cada vez eran más agudos. El parto era inminente, aún más cuando en una de las rotondas que se deben cruzar antes de llegar al Hospital, Jessica experimentó el empuje de la cabeza del niño. «Sólo le decía a Toño que aquí venía», explicó. Con rapidez, se quitó el pantalón con la ayuda que pudo prestarle su pareja, que continuaba conduciendo camino del hospital, dando señales acústicas a todos los vehículos que se iba encontrando por el camino. «Sólo quería que se quitaran los coches de delante, no pensaba nada más», relató el padre

Pero la vida se abrió paso antes de que la pareja llegase al centro asistencial. Al segundo empujón el niño estaba fuera. El pequeño «salió muy rápido y cayó al suelo del coche», relató su madre, que inmediatamente lo recogió y lo tapó con una sudadera mientras «lo frotaba y abrazaba contra mí para que no perdiera calor». Además, introdujo sus dedos en la boca del pequeños para comprobar si algo pudiera obstruirle las vías respiratorias. «En esos momentos no hay nervios. Sólo actúa el instinto por ti», indicó.

Al llegar al hospital, Antonio reclamó atención especializada para la madre y al recién nacido, mientras que Jessica salía del vehículo por su propio pie y todavía con el niño unido a ella por el cordón umbilical. Una vez en el hospital, tanto madre como niño fueron atendidos por los servicios médicos «estamos muy contentos y agradecemos la atención y el trato que nos han dado desde el hospital».

El pequeño Daniel nació a las 10.50 horas, pesó al nacer 3.600 gramos y se encuentra junto con su madre en la habitación del hospital, en perfecto estado de salud a la espera de volver a casa.

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