Las ventajas y las deficiencias
Asaja, explicó ayer que la titularidad compartida de las explotaciones agrarias es «una forma jurídica de carácter voluntario», que facilita la gestión en las que trabajan ambos cónyuges o parejas de hecho. Disponen de un único número de identificación fiscal, lo que no supone la pérdida de la fiscalidad específica de los agricultores como personas físicas y «representa indudables mejoras en el acceso a ayudas públicas, tanto en el importe» como en la prioridad que se concede a estos expedientes.
Asaja-León considera que aún queda «mucho recorrido en León» para esta figura, ya que de los autónomos en agricultura solo un 36% son mujeres y la mayoría de las que se acogen a la titularidad compartida con su cónyuge lo hacen en régimen de gananciales.