Diario de León

MANIFESTACIÓN POR EL FUTURO DE LEÓN EN LA ROBLA

El drama de la montaña central: 20% más de paro y 1.500 habitantes menos

Los vecinos de los doce municipios que conforman la comarca están llamados mañana a lanzar un grito de auxilio en La Robla.

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m. rabanillo | redacción
León

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En el año 2000 en La Robla nacieron 28 niños; en 2017 tan sólo 12, menos de la mitad. Datos similares se han registrado también en La Pola de Gordón, el otro ayuntamiento cabecera de la Montaña Central cuyos pueblos saldrán mañana a la calle en La Robla para reclamar un futuro digno. Hablamos de los dos municipios con más ‘posibilidades’ de atraer o, al menos, mantener población, donde aún existen servicios básicos que se cubren a diario como la sanidad y centros educativos que no obligan a los alumnos a desplazarse a decenas de kilómetros para recibir clase; poblaciones donde hay tiendas de ultramarinos, panaderías y pescaderías que surten cada día de alimentos a sus vecinos, en definitiva, de localidades donde los ciudadanos aún se pueden considerar de ‘primera categoría’.

La Robla y La Pola son los ayuntamientos más prósperos de una comarca en la que los datos de pérdida de población —más de 1.500 habitantes menos en los últimos cinco años— y de actividad económica —más de 40 empresas menos respecto a 2012, año inmerso en plena crisis— son devastadores y dan fe de una situación que se extiende por toda la provincia a un ritmo imparable. La reducción del parque empresarial y de negocios es considerable en las tres poblaciones más grandes. En La Robla hay 33 empresas menos que en 2012; en La Pola están registradas 26 menos y en Boñar, 12; y las cifras de paro arrasan con el tramo de edad «mayores de 45», donde se concentran la mayor parte de los desempleados.

La manifestación de este domingo —convocada por los sindicatos y que forma parte de la ‘trilogía’ de protestas por el futuro de León que primero sacó a la gente a la calle en la capital y luego en Ponferrada— esconde tras los eslóganes y las frases hechas la contundencia de los datos. Y es que pese a la pérdida de población y a la huida de la población activa ni siquiera se han suavizado las cifras del paro. El desempleo se ha incrementado en más de un 20% desde principios de este siglo consecuencia directa de la desaparición de estas pequeñas empresas.

Pero lo que está por venir es lo que más atenaza a estas poblaciones que tienen en la minería del carbón su principal fuente de recursos en el último siglo. El contexto actual es el que deberá asumir, además, que el motor económico de la comarca desaparezca sin visos de reconversión, por más que los planes para reactivar las cuencas sean «prioritarios» para las administraciones. La liquidación de la Hullera Vasco Leonesa y el próximo cierre de la central térmica de La Robla, previsto para 2020, no dejarán margen para el crecimiento porque tras las palabras solo queda la incertidumbre de un rosario de recolocaciones sin concretar y un descenso sin precedentes en los ingresos municipales de las cabeceras de comarca debido al cierre de sus principales industriales que diezmará la recaudación del IBI.

Entre los argumentos para que los vecinos de la comarca no se queden mañana en casa también están los datos que se exponen en el informe de la Diputación sobre las carencias que sufren los pueblos para abastecerse de productos básicos.

La mayor parte de los municipios de la comarca están pasando por unas circunstancias complicadas en este aspecto. Cármenes, Carrocera, Garrafe de Torío, Santa Colomba de Curueño, Soto y Amío, Valdelugueros, Valdepiélago, y La Vecilla se encuentran en una situación de desabastecimietno considerada como «grave», según el estudio de la institución provincial, que añade que el escenario en Matallana de Torío y Villamanín es «mejorable», mientras que tanto en La Pola como en La Robla la oferta comercial es «desequilibrada».

El escenario lo dibujan con claridad los alcaldes de la zona que esgrimen las carreteras deficientes, los servicios sanitarios sin garantizar e descenso de población sin freno y el paro galopante. Pese a todo no se regodean en las esperanzas perdidas ni en la resignación. Hablan de reivindicación y lucha, de no dejarse morir y de ilusión, de atraer a nuevas empresas, nuevos sectores y de construir una nueva realidad.

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