El precio y los canales de venta frenan el envasado de la miel

A falta de datos que distingan la cantidad de miel que los apicultores leoneses venden a granel la industria transformadora y la que ellos envasan y ponen en el mercado, la sensación en un sector que ha experimentado un importante auge en su profesionalización en los últimos años es que a la provincia le falta envasar y comercializar una miel de calidad reconocida incluso fuera de España. «Si vas al supermercado, lo más normal es que te lleves una miel que no sea de León», señala el secretario de la Asociación Leonesa de Apicultores, José Antonio Panera. En buena medida, la necesidad de redes de comercialización y la abundancia de este producto en la provincia pueden explican la situación.

El único dato orientativo sobre la actividad que genera la miel tras obtenerla de las colmenas son los 50 registros sanitarios que contabiliza la delegación territorial del Ejecutivo autonómico. Y lo cierto es que los apicultores les sorprende la cifra. Panera indica que no todos los registros sanitarios corresponden a apicultores. «En algunos casos, se trata de envasadores, que compran al apicultor para venderla».

Según datos del Servicio Territorial de Agricultura, el año pasado trabajaban en León 1.782 apicultores, de los que 93 controlan el 53% de las 59.239 colmenas censadas. La gran mayoría de los apicultores no obtienen sus principales ingresos del sector, cuidan menos de 150 enjambres y pueden vender hasta «20 kilos de miel por semana sin necesidad de obtener un registro sanitario, lo que equivale a unos 1.000 kilos anuales».

Cerrar el ciclo económico de la miel no es caro, añade Panera, al menos en cuanto a maquinaria precisa para el envasado. Pero las dificultades empiezan a la hora de encontrar una red de comercialización. «Quizá fuese necesario una comercializadora potente», apuntó Panera, que piensa que en el envasado y venta del producto «se nos va una oportunidad de negocio importante». El envasado «merece la pena si tienes clientes», manifestó.

El secretario de la asociación de apicultores estima en unos 4 euros el precio medio de venta de la miel a granel —en bidones, se dice en el argot profesional—, mientras que el apicultor que vende su producción puede obtener entre 7 y 9 euros por kilo, precio al que hay que descontar la amortización de maquinaria, todo los necesario para el envasado, el trabajo y los costes de la comercialización. «Los márgenes son muy ajustados, apunta David García Fernández, de Miel de León, que ha puesto sus productos en grandes superficies de la provincia y también vende en bidones a través de la Cooperativa Apícola del Bierzo. «La mayor parte de la miel de la cooperativa sale de España» sale de España a un buen precio, apuntó.

En su opinión, envasar y comercializar la miel es rentable para el apicultor dependiendo del mercado en el que venda. «En León hay mucha miel y los precios bajan», asegura García Fernández, que estima en «un euro y poco» el margen que le queda al apicultor-comercializador. «En España quizá sea más rentable vender en bidones», dice. En cualquier caso, para ganar dinero a la venta «necesitas una máquina de envasado y etiquetado. El trabajo de envasar a mano no te compensa». Envases, etiquetas, registro sanitario y labor comercial elevan a 10 euros el precio del kilo para obtener rentabilidad, apunta. «Tenemos una producción de calidad muy buena, pero los precios son bajos».