LA BAÑEZA
El desarrollo rural «es un problema de mentalidad»
La identificación de la mujer con el medio, clave para la vertebración de las áreas rurales.
a. rodríguez | la bañeza
La necesidad de hablar de economía social femenina y acabar con la masculinización que impera en el medio rural son dos de los retos esenciales para el devenir de estas zonas. Éstas son algunas de las principales conclusiones obtenidas en el curso ‘Mujer: la clave del desarrollo rural’ de la Uned que se ha desarrollado durante los tres últimos días en el Centro Cultural de Tierras Bañezanas.
La directora del curso y doctora de Economía Aplicada y Estadística de la Uned, Cristina Sánchez Figueroa, explicó a este periódico que el reto demográfico y acabar con las desigualdades en el empleo del sector agrario son las claves para que la mujer se convierta en el eje vertebrador del desarrollo rural.
«Dar visibilidad a este colectivo y promover medidas de apoyo, para hacer menos acentuadas las desigualdades, debe ser un objetivo prioritario, tal como se establece en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible», aseveró Sánchez Figueroa.
Según los datos del INE a 1 de enero de 2019, del 51% de mujeres que conforman la población de España, sólo un 1% corresponde a la provincia de León (un total de 238.100 mujeres, de las cuales 119.574 viven en municipios de menos de 20.000 habitantes). Unas cifras que reflejan la disparidad de la población y que se aprecian más agravadas al comprobar que la feminización de la vejez en el medio rural es más elevada que el número de mujeres jóvenes.
Una situación, que a juicio de la directora del curso, pasa porque las mujeres se sientan por el territorio. «Tenemos un problema de mentalidad. Hay que sentir orgullo de lo que tenemos. Antes de salir a buscar oportunidades fuera del medio rural habría que buscar las que nos ofrece ese entorno», señaló. Además, apuntó que «cuando se produjo la crisis está comprobado que la gente volvió al medio rural porque se sentía más protegida».
Por eso, cree que habría que potenciar el medio rural porque «es más fácil sacar adelante un proyecto aquí que en una ciudad y hay ayudas de sobra para ello». Asimismo, concluyó que «la feminización de la vejez en los pueblos no quiere decir que sea malo, sino que quizás la calidad de vida es mucho mejor que en la ciudades porque hay más tranquilidad y menos estrés».