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biodiversidad

Un estudio demuestra el perjuicio que los pantanos infligen en el ecosistema fluvial

Las especies ven alterado su hábitat natural y su ciclo de vida favoreciendo la entrada de especímenes invasores.

El embalse de Riaño ha perdido casi 20 hectómetros cúbicos en la última semana. Marciano Pérez

Publicado por
Raquel g. rosco | redacción
León

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Un estudio de la universidad politecnica de Madrid ha demostrado que los ríos de León se encuentran afectados por la pérdida de diversidad debido al impacto de los embalses. La investigadora Marta González Tanago, una de las autoras del informe, considera que lo valioso de los ríos de la provincia como el Esla reside en su magnitud, que se debe tanto al clima como a su extensión, unas características los convierten en los ríos más caudalosos de la cuenca del Duero. Sin embargo aunque los cursos de agua de la provincia responden muy bien al régimen de precipitaciones, pierden su singularidad aguas abajo de los pantanos. Esta es una de las conclusiones de la investigación en la que se constatan que todas las presas del país funcionan del mismo modo, lo que provoca que los ecosistemas evolucionen hacia unas mismas características.

Esta homogeneización hace que se esté perdiendo la variedad única de especies piscícolas de la zona porque se alterado su hábitat y ciclo de vida debido a la imposición de un régimen por el cual el caudal baja en invierno para aumentar en la temporada estival, contrario a la fluctuación natural de los ríos de la zona. «El empleo de las presas genera un régimen donde los caudales circulantes por el río disminuyen en la época de lluvias en que se llenan los embalses, y aumentan en la época de sequía estival en la que se suelta el agua almacenada para el regadío», explica la investigadora.

Diego García de Jalón, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y participante del estudio, añade que el régimen regulado provoca la aparición de grandes cotos de truchas debajo de las presas al tener estas una mayor cantidad de agua durante el verano con una temperatura inferior a la natural.

Por otra parte la regulación de las aguas favorece la entrada de especies invasoras como el cangrejo rojo o la perca americana, además de la aparición de una nueva flora.

Esto provoca que ciertos tipos de especies piscícolas como los ciprínidos pierdan su territorio viéndose relegados a otros tramos fluviales que presentan unos niveles de contaminación mayores. Este grupo de especies también ven fragmentadas sus poblaciones al no poder realizar sus migraciones por los obstáculos que se encuentran en los ríos. Para el catedrático la situación de esta especie en toda la comunidad es preocupante, al quedar pocas poblaciones, aun así están en mejores condiciones que en otras zonas del país donde han desaparecido completamente debido al incorrecto uso del agua embalsada que provoca que tramos enteros se sequen, como sucede en algunas partes del Canal de Castilla.

El estudio llevado a cabo por la Universidad Politécnica de Madrid junto con investigadores del Basque Centre for Climate Change ha permitido crear una nueva metodología por la cual se puede medir rigurosamente las variaciones del caudal, con la intención de crear conciencia sobre un uso más eficiente del agua.

Lo primero que hicieron los científicos fue analizar los respectivos regímenes de caudales circulantes en base a datos diarios antes en el régimen natural y después de la construcción de la presa, con el régimen regulado. Las diferencias en magnitud, duración y época en que se producen se han utilizado para clasificar los tipos de variabilidad de caudales.

Los dos investigadores están de acuerdo en que el control de los caudales está diseñado para favorecer a los cultivos de regadío, ya que aumenta su eficacia. De hecho el estudio demuestra que en régimen regulado los ríos de distintas cuencas muestran unas condiciones muy simulares que responden a las demandas de agua en las regiones típicamente asociadas con el regadío.