Pajares de los Oteros
De turismo a ras de cielo
Una treintena de aviones y cincuenta pilotos recorren el noroeste de la Península en una prueba que une lazos entre León y Portugal
A las doce del mediodía comenzaron a aterrizar en el aeródromo de Pajares de los Oteros. Eran medio centenar de pilotos y una treintena de avionetas. Veían de Lugo tras poco más de una hora de vuelo. Son los participantes en el Raid Ibérico, el más importante de sus características de cuantos se celebran en España.
La iniciativa nació de la mano del Aeróclub de León y el de Braganza (Portugal). En la la provincia de León, por fallecimiento de su promotor, tomó el testigo Vincent Cordoier, de la Fundación Cielos de León, un francés anamorado de la aviación que ha echado raíces por estas tierras y ya es un leonés más.
El raid celebra estos días su décimo sexta edición. Partió de Braganza y consta de cinco etapas en las que pasarán, además, por Chaves, Braga, Lugo y Salamanca. Ayer hiceron escala en Pajares de los Oteros.
La prueba no tiene carácter competitivo, sino todo lo contrario. El espíritu es lúdico y turístico. Como anécdota, ayer el primer avión que llegó al aeródromo leonés fue el más lento, porque salió de Lugo mucho antes que los demás.
Al llegar a cada destino ve viven una horas de máximo ajetreo. Hay que repostar y revisar la aeronaves para que estén listas para el vuelo del día siguiente, según explica Vincent Cordier.
Después un autobús los espera para comer, en este caso en Valdevimbre. Y por la tarde, visita turística por la ciudad donde paran. En León ayer visitaron el León Románico. «Es una forma muy buena de dar a conocer León porque en este raid hay pilotos de toda la Península, no sólo de León y Braganza. Hay pilotos de Cataluña, Murcia, Lisboa y hasta algún francés», señala Cordier.
Hoy afrontan su última etapa que llevará a los participantes hasta Salamanca donde aterrizarán en la base militar de Matacán que hará una excepción a la prohibición de uso de las instalaciones por civiles fuera de los fines de semana para recibir al raid. Luego visitarán la ciudad, como en todos los lugares. Y de ahí, despedida entre todos los participantes hasta la próxima edición y vuelo de cada uno a su cuartel de invierno.
Entre los pilotos hay expertos y noveles, que aprovechan para aprender.
Cordier quiso ayer acabar con dos mitos sobre la aviación. «La gente siempre ha imaginado que la volar en muy peligroso y muy caro. Pues las dos cosas son falsas». Y lo explica. «Peligroso no es. Lo que pasa es que cada vez que se cae un avión sale en las noticias y eso da una sensación falsa. Además el perfil de los pilotos es de gente de cierta edad muy tranquila». Y respecto al precio asegura que cualquier persona con trabajo puede permitirse volar. Un curso vale unos 1.500 euros y una hora de vuelo para dos personas 80 euros. «Si hace 4 ó 5 vuelos al año no es nada descabellado». Si ya se quiere tener avioneta propia los gastos suben. Un aparato normal vale unos 60.000 euros, «como un coche de alta gama», pero normalmente se comparten entre varios socios. «El mío es de tres. Así que cualquiera de los coches que tengo me ha salido más caro», afirma.