Cultivos
El maíz mejora los rendimientos en una campaña que se espera récord
La amortización de las inversiones en modernización reduce los márgenes del agricultor
León camina hacia una cosecha récord de maíz, tanto por la superficie de siembra, como por la buena climatología de la que ha disfrutado este cultivo —salvo por algunos episodios de tormentas—, así como por el incremento de los rendimientos medios por hectárea por el avance de la modernización de regadíos. En cualquier caso, 2019 marcará un hito en toneladas recogidas, dejando cortas las previsiones realizadas al iniciarse la cosecha, que incrementaban en más de 120.000 toneladas las 714.700 cosechadas en la campaña anterior.
Con algo más de un tercio de las 69.013 hectáreas sembradas esta primavera ya recogidas, aún es pronto para avanzar un rendimiento medio por hectárea, que, según técnicos y agricultores, se situará entre los 13.000 y 14.000 kilos por hectárea en las zonas modernizadas —con picos máximos de 18.000 a 19.000 kilos— y entre 10.000 y 11.000 donde aún se riega a manta —las producciones más altas alcanzan de 13 a 14.000 kilos por hectárea—.
Lo cierto es que si se vuelve la vista atrás se puede observar cómo las producciones han ido creciendo en León en los últimos años, excepto aquellos en los que sequías o exceso de lluvias han impedido el adecuado laboreo o desarrollo. Tres aspectos se conjugan en el incremento de los kilos por hectárea: la ya comentada modernización, la mejora genética de las variedades y un mejor manejo del cultivo, en especial lo que se refiere a la aplicación de abonados. En este sentido se puede apuntar que en zonas transformadas en regadío los cultivadores ya han adquirido la experiencia necesaria para sacar adelante el cultivo en las mejores condiciones —como es el caso de Payuelos—.
Al incremento de hectáreas se suma este año el buen tiempo para el cultivo, hecho que tira de los rendimientos hacia arriba en una horquilla que se sitúa entre los 500 y 800 kilos por hectárea. Así, es más que previsible que los 12.000 kilos de rendimiento medio que el Servicio Territorial de Agricultura facilitó en la Comisión Provincial de Estadística de octubre —la superficie cosechada era muy poco representativa— tengan que revisarse al alza y que la campaña se sitúe incluso por encima de los 12.500 del año pasado, cifra récord para la provincia.
El ritmo de cosecha en León es mayor que el de secado de maíz, lo que llena almacenes y playas de recepción, y se ha invertido la tendencia por la que lo normal era que la mayor parte de este cereal de primavera se secara en el campo para cosecharse justo después del invierno. Ahora son más los productores que optan por llevar su producción al secadero, de forma que cada vez es menor la cantidad que queda sin cosechar. Si antes se esperaba que el grano perdiese humedad en un 70% de la superficie y otro 30% se enviaba a secadero, los números han cambiado y solo un tercio espera en las fincas.
Desde el sector se apunta que todo depende de la posibilidad de que las lluvias de otoño e invierno permitan entrar en las fincas a las cosechadoras, como se puso de manifiesto en 2007, cuando el maíz se había recogido en León para antes de Navidad —hecho inaudito—, si bien es cierto que la sequía adelantó la cosecha y que hasta entrado diciembre la falta de lluvias fue bastante más que notable.
Pese a los buenos datos y el aumento de hectáreas, el maíz no es el oro verde para la provincia. Los precios se encuentran algo más bajos que en la campaña anterior y la modernización, al igual que sube la producción, también incrementa los gastos del agricultor. El coste energético —con un término de potencia que lastra las cuentas de las comunidades de regantes—, el coste de las semillas, la amortización de las infraestructuras comunes necesarias para disponer del riego presurizado y el amueblamiento de las fincas son gastos que no se encontraban en la factura del cultivador cuando regaba por inundación.
beneficios
En el lado positivo, el agricultor de zonas de riego modernizado consigue siempre unos mejores resultados que en las zonas de riego a manta, aunque el tiempo en poco favorezca al cultivo, bien por exceso de agua o por sequía. Así, la sequía de 2017 resultó más perjudicial para los riegos sin modernizar y este año la nascencia se complicó más en el segundo por falta de agua tras la siembras y el exceso que trajeron las tormentas.
Por otra parte, el agricultor de áreas modernizadas consume menos agua y abonos, con la consiguiente mejora para el medioambiente y obtiene una mayor productividad.