Una discutida corriente europea apuesta mantener esta actividad
Picos de Europa no es el único parque nacional en el que se practica la caza deportiva. Monfragüe, en Extremadura, y Cabañeros, en Castilla y La Mancha, son los otros espacios naturales en los que la actividad cinegética sigue siendo una realidad, a pesar de las críticas de los grupos ecologistas.
Según un estudio realizado por el grupo del Partido Popular en el Congreso de los Diputados las indemnizaciones por el fin de la caza a propietarios, tanto privados como ayuntamientos, de espacios dentro de Parques Nacionales ascendería a 320 millones de euros.
Este estudio se presentó en 2014 después de la incorporación desde la Cámara Alta de la enmienda 278, que prorroga seis años, desde la entrada en vigor del Ley de Parques Nacionales, las actividades incompatibles en estos espacios, como la caza, la pesca o la tala comercial.
Los populares defendía que para una país es «inasumible» hacer frente a esta cantidad, mientras que el resto de los grupos, entonces en la oposición, alegaban que los parques nacionales son la «joya de la corona de la conservación» y para cazar, talar madera, hacer rafting o volar sin motor «hay otros lugares afortunadamente» en España.
En medio de esta discusión destacó la postura del comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella, en una respuesta oficial en nombre de la Comisión Europea a la Oficina Nacional de la Caza afirmó que la caza sostenible «puede ser una herramienta para ayudar a lograr los objetivos de conservación de la Red Natura 2000».