Multinacionales eléctricas en busca de proyectos para saldar su deuda histórica
La central de Anllares ya había decidido su futuro (el cierre) antes de que las decisiones sobre política energética del país precipitasen también el fin de las otras térmicas de la provincia. En el último año León no sólo ha abandonado sus minas sino que ha perdido la actividad de generación térmica que pretendía prolongarse brevemente en el tiempo. La actividad de Compostilla y La Robla se esfuma, después de años de pulso (incluso inversiones) para alargar una clausura que finalmente se adelantó incluso a las previsiones normativas.
En los últimos meses se han puesto sobre la mesa no sólo los necesarios planes de desmantelamiento técnico, sino la exigencia de que las multinacionales eléctricas que durante décadas han extraído rendimiento de los recursos y el trabajo de la provincia colaboren también en el desarrollo de un futuro económico y social que dejan huérfano de repente ahora.
Planes de desmantelamiento hay, con detalle; proyectos de futuro de momento se buscan en Endesa (Compostilla) y siguen esperándose en Naturgy (La Robla).
La primera de ellas, la heredera de la gran eléctrica nacional nacida en El Bierzo, ha movilizado también a la Universidad de León en un grupo de búsqueda de proyectos para sus terrenos e instalaciones abandonadas. Compostilla II se desmantela y la multinacional cede suelo y material que deja de utilizar a proyectos empresariales a los que exige que sean «sostenibles social, ambiental y económicamente». El Plan Futur-e busca crear actividad y empleo ofreciendo las 330 hectáreas que ocupa Compostilla II y apunta al turismo y la agroalimentación como posibles sectores para ocupar un suelo que deja con la calificación de industrial en 80 de esas hectáreas.
En el caso de La Robla la eléctrica Naturgy no ha concretado aún sus planes para ayudar y compensar a la comarca. De momento sólo ha comunicado las fases de demolición de su térmica, cuyo cierre solicitó el pasado 20 de diciembre; para rentabilizar «en lo posible» el reciclaje de materiales. Casi 13 millones de euros para hacer desaparecer las actuales instalaciones y dejar los terrenos adaptados medioambientalmente.
En las tres térmicas de la provincia, de momento, plan de cierre sí, alternativas y compensaciones están por ver.