Caboalles de Arriba
Rivas confía que el voladero y el nuevo edificio sean un revulsivo para la zona
La Junta anuncia el inicio de las obras para el próximo lunes
El alcalde de Villablino, Mario Rivas, espera «ilusionado» el inicio de las obras del Edificio Polivalente de Caboalles de Arriba y el Voladero del Urogallo Cantábrico ubicados en la pedanía lacianiega de Caboalles de Arriba.
Unos trabajos que están previstos para este mes de junio, y que podrían dar comienzo el día 8 de este mes, según aseguró el alcalde que había confirmado la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.
En este sentido, el alcalde recordó que iban a comenzar hace unas semanas antes pero que se han tenido que suspender debido a la crisis sanitaria, destacando la importancia de iniciarse a pesar de las circunstancias. «Estoy muy contento de que comiencen, una vez que la situación actual lo ha permitido», matizó.
Para Rivas, estos proyectos supondrán un auge económico y un nuevo motor para la comarca, y desacó su importancia «más si cabe en estos momentos difíciles». Además tiene claro que se trata de un plan ambicioso por el que ha apostado la Junta de Castilla y León y que supondrá un importan revulsivo turístico en la comarca, que junto con otras iniciativas le darán impulso a Laciana.
«Casa» del pueblo
El Edificio Polivalente de Caboalles de Arriba (EPCA), se plantea como una construcción multifuncional para ser capaz de albergar distintas actividades al mismo tiempo, desde una perspectiva de construcción responsable y sostenible. Situado junto al actual Centro del Urogallo, para acoger exposiciones, talleres, star-ups, reuniones, etc. Por ello, la compartimentación en su interior es mínima y se restringe a usos muy concretos que precisan de delimitación especifica, como los aseos y un cuarto de instalaciones, así como una zona destinada a las reuniones de la Junta Vecinal.
Dentro del recinto del Centro del Urogallo, en la esquina sureste del solar, se plantea un voladero, que además contará con un pequeño edificio con vistas hacia el interior del recinto, pretendiendo ser la única frontera disponible entre el visitante y el urogallo. De esta forma la interacción entre ambos es mínima y se recrea adecuadamente un ecosistema artificial similar al espacio natural.
Estos dos proyectos supondrán una inversión de más de 667.000 euros.