Fauna
Más de 30 osos han muerto por causas provocadas por el hombre desde 2000
La provincia registra la segunda cifra más alta de envenenamiento de lobos, con 17 ejemplares
En la Cordillera Cantábrica han muerto envenenados 15 ejemplares de oso pardo desde el año 2000, siete en el núcleo oriental y ocho en el núcleo occidental, que sumados a las bajas por disparos —siete y cinco, respectivamente—, a los que han caído víctimas de los lazos —4 en el núcleo occidental— y a los que han sido atropellados —2, también en el núcleo occidental— suponen 33 plantígrados muertos por causas relacionadas directamente por la acción humana, bien intencionadamente o bien por causas fortuitas.
La situación ha sido denunciada por Seo/Birdlife y WWF en un informe que recoge la evolución y los efectos en la fauna silvestre del uso ilegal del veneno para perseguir depredadores en España, a lo largo de más de dos décadas.
Mortalidad en fauna
El estudio asevera que es esta elevada mortalidad la principal causa de que la especie no se recuere «o lo haga de forma muy lenta en la zona oriental».
Ambas organizaciones consideran «imprescindible y urgente» incrementar las medidas preventivas y de vigilancia sobre el terreno «y mejorar sustancialmente la gestión de la actividad cinegética, al ser el envenenamiento y la caza furtiva las principales causas de mortalidad no natural».
En este sentido, el informe apela al importante papel que pueden jugar las reservas de caza y destaca que existe «un llamativo número de envenenamientos de oso en la reserva regional de la montaña palentina, en la zona oriental».
WWF España reclama que las reservas se incorporen a un sistema de gestión cinegética sostenible certificada por tercera parte, con las mayores garantías posibles. «La idea es que la administración impulse una gestión transparente y muestre iniciativas de mejora que sean un ejemplo para toda la sociedad, comenzando, lógicamente, por aquellos lugares con gestión pública, como es el caso de las reservas regionales de caza», añade.
Además, señala la necesidad de realizar «un esfuerzo de investigación netamente policial mucho mayor que el llevado a cabo hasta la fecha, pues al menos en la zona osera oriental de la Cordillera Cantábrica no se ha esclarecido ninguno de los casos de envenenamiento producidos».
Otra especie que ha sufrido especialmente el daño del veneno en la provincia ha sido el lobo, aunque no se encuentra catalogada como en peligro de extinción en León (sí lo es al sur del Duero). Los datos del informe señalan que, en el periodo analizado, han muerto 17 ejemplares de lobo por veneno en la provincia, la segunda después de Asturias con más mortalidad del cánido por esta causa.
El estudio asegura que en buna parte del área de distribución del lobo «generalmente se relaciona el uso ilegal del veneno con los daños al ganado, ocasionando mortalidad no solo de lobos sino también de numerosas especies amenazadas (especialmente necrófagas)».
A juicio de los conservacionistas, «la coexistencia entre la ganadería extensiva y el lobo es especialmente difícil en los lugares de reciente recolonización, donde el manejo tradicional del ganado para prevenir los ataques se ha perdido tras décadas de ausencia de esta especie».
Entre las recomendaciones del estudio se encuentra que reducir el conflicto entre los ganaderos y el lobo «es un requisito fundamental para luchar contra el uso del veneno en general y especialmente en estas zonas». Para ello,afirman, es necesario centrar los esfuerzos de conservación en la prevención de los daños, apoyando a los ganaderos técnica y económica nte para que apliquen las medidas de protección del ganado necesarias.