Sabero rescata su pasado
Los secretos de San Blas al descubierto
Comienza la excavación del patio de los hornos altos de la ferrería, puestos en marcha en 1860, con el objetivo de ampliar y mejorar los contenidos del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León
La Ferrería de San Blas, primera industria siderúrgica moderna del país, que encendió sus hornos altos con carbón de cok a mediados del siglo XIX trayendo la revolución industrial al norte de España, es de nuevo motivo de alegría para los vecinos del Valle de Sabero y para todos aquellos apasionados de la historia y la tecnología.
En estos días ha comenzado la excavación arqueológica de la zona ocupada en su momento por los hornos altos de esta empresa pionera, con el objetivo de sacar a la luz los restos de lo que fue un extraordinario entramado en el que se fundían día y noche toneladas de mineral de hierro.
Revolución industrial
La actuación, promovida por la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, con un presupuesto de 36.000 euros y un plazo de ejecución máximo de cinco meses y medio es llevada a cabo por la empresa UTE Red Cultural. El proyecto contempla la excavación de unos ciento veinte metros cuadrados, coincidentes con la base del segundo alto horno, el que presenta un mejor estado de conservación de los dos que existieron en su momento. Está previsto mover unos 180 metros cúbicos de tierra alcanzando una profundidad media de 1,5 metros. Incluye además el levantamiento fotográfico y ortofotográfico georreferenciado del sitio, la consolidación o tapado de las estructuras, el lavado, siglado e inventariado de los elementos aparecidos y un informe completo de los trabajos realizados.
A lo largo de los trabajos también está prevista en colaboración con el museo la realización de un proyecto cultural que contempla visitas guiadas al yacimiento, conferencias, etc.
Antecedentes
En los años 90 del siglo pasado la Junta de Castilla y León, con el objetivo de crear el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, realizó importantes trabajos de recuperación y restauración en la nave de forja y laminado de la Ferrería de San Blas. Incluyeron una extensa excavación arqueológica del interior de esta nave y de su lateral exterior oeste, lo que posibilitó alcanzar el suelo original de la fábrica y sacar a la luz los pilares y anclajes sobre los que se sustentaban las grandes máquinas que servían al proceso productivo.
El proyecto
Esto permitió la reproducción de las maquinas principales y su ubicación en el lugar exacto que ocupaban, lo que facilita el entendimiento al visitante del museo del funcionamiento del taller de forja y laminado.
Sin embargo los trabajos realizados no alcanzaron al denominado Patio de los hornos altos, donde se ubicaban los dos hornos, el taller de moldería, los cubilotes de fundición y otros elementos, que ha permanecido intacto hasta la fecha.
A finales del siglo XX los dos hornos altos y el resto de instalaciones de este patio fueron desmontadas por la empresa Hulleras de Sabero y Anexas, construyendo en uno de sus laterales viviendas para los mineros y permaneciendo el resto del espacio como patio de juegos del colegio de esta empresa, sin que aparentemente se realizaran trabajos que afectasen al subsuelo del mismo.
Fin de su actividad
La falta de esta excavación arqueológica y la posterior puesta en valor de los posibles restos encontrados, impedía hasta ahora tener una visión clara de la magnitud de estos hornos y dificultaba la comprensión del trabajo de la ferrería en su conjunto, obviándose una de sus partes fundamentales, la fundición del mineral de hierro.
Primeros resultados
Se espera que estos trabajos arqueológicos afloren las bases de los hornos altos, de los cubilotes de fundición, la red de canales que recogían el hierro fundido, las toberas que alimentaban de aire los hornos, etc., permitiendo una visión esquemática pero completa de este sector de la ferrería.
En este sentido los trabajos realizados hasta ahora son muy esperanzadores, ya que han permitido en primer lugar confirmar que cuando la empresa minera Hulleras de Sabero desmontó los hornos altos no eliminó sus cimientos y estructuras subterráneas, limitándose a cubrirlos en su mayor parte con escombro y tierra para adecuar un patio de recreo destinado a su colegio de párvulos.
Además ya han aparecido las primeras estructuras y elementos relevantes, entre ellas posiblemente la denominada «timba», una base cuadrada de piedra y ladrillo sobre la que se apoyaba el horno alto en su parte más caliente. También han salido a la luz unas enormes compuertas y peines de hierro fundido que actuaban para regular el flujo de aire o agua hacia el horno alto. Se espera que aparezca también en estos días el conducto abovedado por el que circulaba el agua de refrigeración de esta timba.