EL PSCyL critica la «incoherencia» de la Junta con la sanidad rural
La viceportavoz socialista en las Cortes de Castilla y León, Virginia Barcones, dudó ayer de la «coherencia» de los planteamientos de la Junta respecto a la reapertura de los consultorios rurales y preguntó al vicepresidente de la Junta, Francisco Igea: «¿No estaban cerrados pero los van a abrir?».
Este debate llegó a las Cortes después de que la Junta haya materializado este mediodía a través de un comunicado un anuncio que esbozó el pasado lunes el vicepresidente de la Junta en Segovia, sobre la reapertura de consultorios rurales, aunque con un triaje previo y sólo para pacientes que no comuniquen síntomas compatibles con la covid-19.
En su primera respuesta a la pregunta de la representante socialista, Igea negó que los servicios sanitarios prestados en Castilla y León puedan ser considerados como «indignos» porque los indicadores así lo señalan.
En su réplica, Barcones aseguró que con sus protestas este fin de semana los habitantes del medio rural de Castilla y León «no quieren sus experimentos» y los 900.000 habitantes de los pueblos pagan «los mismos impuestos que el resto» y quieren «servicios de calidad».
La representante socialista rechazó los argumentos numéricos de la Junta de Castilla y León sobre la atención sanitaria, ya que según Barcones se apoyan en que cada vez hay menos población, en lugar de que hay más dotación, y recalcó que «uno de cada tres pueblos no tiene asistencia sanitaria», por lo que dudó que puedan «sacar pecho».
La viceportavoz socialista acusó a los dirigentes de la Junta de negar «como Judas» que hubiera consultorios sanitarios cerrados en el medio rural y al vicepresidente de pedir a los ciudadanos que no secundaran las protestas convocadas y, posteriormente, calificarlas de «razonables». En su siguiente contestación, Igea acusó a la procuradora socialista de no consultar los datos referidos a los consultorios y ha defendido indicadores como la elevada esperanza de vida, la baja mortalidad infantil, la menor incidencia de determinadas dolencias e indicadores como el número de médicos por habitante, con alusiones a varios países europeos, para negar que pueda hablarse de una sanidad «indigna».