La Junta alerta de que la actual regulación hidrológica no es garantía para los regadíos
Emite un voto particular en el Consejo del Agua para que la CHD materialice proyectos como las balsas del Órbigo
El Consejo del Agua de la Demarcación Hidrográfica del Duero, el máximo órgano de participación y planificación de esa cuenca hidrográfica, avanzó ayer en el nuevo Plan Hidrológico 2021-2027 con el análisis de un documento sobre los principales problemas en la parte española del río.
Ese documento, denominado esquema de temas importantes, fue llevado ayer al Consejo del Agua, con la adhesión de 31 vocales y la emisión de siete votos particulares, según ha informado la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD).
Previamente, durante la fase de consulta pública, se presentaron 812 propuestas, observaciones y sugerencias de cara a la elaboración de la nueva planificación hidrológica.
Uno de esos votos particulares fue emitido por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, que destaca que «existen aspectos mejorables o que debían haberse incluido en el documento final y que deben seguir siendo sometidos a consideración antes de la futura planificación hidrológica para el período 2021-2027».
La primera alegación de carácter general se refiere a la falta de análisis de los efectos que sobre el reto demográfico tienen las medidas que se plantean y que debe ser una consideración fundamental para terminar de definir las actuaciones que finalmente se propongan en la próxima actualización del Plan Hidrológico en la cuenca del Duero.
Además, en el caso del Duero, a la que considera la cuenca de España con peor capacidad de regulación, a excepción de las de la cornisa cantábrica, la Consejería cree que deben considerarse los incrementos de la capacidad de regulación como actuaciones estratégicas necesarias para garantizar el futuro del desarrollo rural y de la población en este medio, haciendo frente a las consecuencias del cambio climático.
Por eso se reitera la necesidad del incremento de regulaciones para hacer frente a las consecuencias del cambio climático y garantizar los regadíos puestos en marcha. Por ello, se plantea la necesidad de incorporar al menos en este periodo de planificación hidrológica los incrementos de regulación en el Órbigo, con la construcción de las balsas de La Rial y Los Morales, la ejecución del incremento de regulación de la zona del Carrión, con la ejecución de los embalses de la Cueza, la ejecución de la regulación del río Cega en la presa de Lastras de Cuéllar, recursos regulados de aguas superficiales en las zonas de Tordesillas, balsas laterales, y recrecimiento de la presa de Santa Teresa.
Se considera que estas actuaciones, la mayoría de las cuales ya figuran en la planificación hidrológica actualmente aprobada, deben ejecutarse cuanto antes, al margen de seguir analizando la planificación de otros incrementos de regulación que deberían contemplarse en futuras planificaciones para poder reducir la desventaja comparativa de la cuenca del Duero ya reflejada con anterioridad, respecto a la capacidad de regulación.
En lo que se refiere a la contaminación difusa, la Consejería quiere manifestar el desacuerdo con la medida introducida, que no aparecía anteriormente, para que la Administración General del Estado introduzca en la normativa del Plan Hidrológico la imposibilidad de admitir en masas de agua subterránea en mal estado químico, nuevos aprovechamientos de agua para actividades que conlleven incrementos en la aplicación de nutrientes al suelo.
Supone el planteamiento de restricciones en amplias zonas del territorio, volviendo al principio de restringir y prohibir frente al de gestionar con eficacia y eficiencia la actividad agraria para mantener las actividades en el medio rural, haciendo compatible la misma con la reducción de la contaminación difusa, que siempre se ha defendido desde la administración regional.
Por otro lado, para la Consejería es vital el mantenimiento de la actividad vinculada a estos regadíos, por lo que tendrán que adoptarse las medidas necesarias para conseguir un uso sostenible de las aguas subterráneas. Para ello, además de medidas de gestión se plantea la necesidad de sustituir estos regadíos con recursos regulados, añadiendo a las balsas de Tordesillas, que ya se plantean, el incremento de la regulación del Tormes. Estas medidas, junto con otras medidas de gestión y funcionamiento de los regadíos, entre las que se considera básico constituir las Comunidades de Usuarios de Aguas Subterráneas (CUAS), han de permitir lograr el objetivo de mantener los regadíos de estas zonas, haciendo sostenible su explotación en el futuro, a la vez que se mejore el estado de las masas de agua subterráneas sobre las que se asientan.
En este sentido, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural ha demandado la necesidad de resolver de una vez por todas los problemas generados para los denominados ‘pozos de minas’, pidiendo a la Administración General del Estado, competente en la materia, que habilite las disposiciones normativas o legales necesarias para ello.
Sobre los caudales ecológicosm se sigue considerando preocupante que todas las alternativas propongan la implantación de los caudales máximos aguas abajo de los embalses. Se plantea por ello en el voto particular que esta alternativa sea más restrictiva, proponiendo una implantación más limitada y progresiva, únicamente en aquellos embalses que no tengan afección a las demandas de regadío porque el transporte de los recursos no se realice por el río, verificando cual es el efecto de esta aplicación de forma más reducida, máxime cuando además las masas de agua en las que se pretenden implantar ya se encuentran en buen estado en la actualidad.