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OPINIÓN Julián López (*)

«Gracias por acogerme»

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León

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Queridos diocesanos: El domingo 2 de junio celebraremos con toda la Iglesia en España la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, a la que está asociado el Día de Caridad. Tendremos ocasión un año más de manifestar nuestra fe en la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, participando en la Santa Misa, memorial que actualiza su entrega a la muerte por nosotros los hombres y por nuestra salvación, y en la solemne procesión que se hace homenaje de fe y de adoración al Salvador del mundo. La presencia del Señor en la Eucaristía es un don inestimable que hemos de acoger y de recibir con profunda gratitud. No es una presencia cualquiera. La fe católica la denomina «verdadera, real y substancial» porque el Santísimo Sacramentos del Altar está y se ofrece N. S. Jesucristo en su totalidad de su ser divino y humano, glorificado por el poder del Espíritu Santo de manera que podamos entrar efectivamente en comunicación personal con Él y recibirle como alimento espiritual. Tan gran acontecimiento que conocemos porque el propio Señor lo ha manifestado en Los Evangelios, nos pide una actitud de apertura y de aceptación. Ha sido Él quien ha querido permanecer de este modo entre nosotros. La celebración eucarística de esta solemnidad del Corpus Christi y los demás actos de culto de este día son una ocasión para ello. Pero no podemos olvidar que el Señor que dice: «Estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20) y, refiriéndose a la Eucaristía: «Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros» (Lc 22,19), es el que nos asegura también que lo que hagamos o dejemos de hacer a los hermanos, lo hacemos o lo dejamos de hacer a Él mismo. Esta afirmación es la que resolverá la situación de salvación o de condena cuando al final del nuestra vida seamos juzgados por el amor (Cf. Mt 25, 34-46). Por este motivo, al celebrar y profesar nuestra fe en el misterio de la Eucaristía como Sacramento permanente de la presencia del Hijo de Dios entre nosotros, no podemos desentendernos de esta otra presencia de Cristo en los hermanos que reclama también nuestra atención y nuestra actuación práctica. El lema de Cáritas propone para el Día de Caridad de este año, «Gracias por acogerme», dentro de la Campaña «Protagonistas los jóvenes», nos debe animar no sólo a no separar estos dos modos de presencia sino también a responder al primero acogiendo a Jesucristo en nuestros hermanos, especialmente en los más pequeños, los más débiles o los más necesitados. No puede ser de otra manera porque el Señor dice también en el Evangelio poniendo delante a un niño: «Quien acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí, y quien me acoge a mí, acoge al que me envió» (Mc 9,48). Obremos en consecuencia. Que la fe y el culto a la Santísima Eucaristía vaya acompañado de la mayor generosidad posible en el donativo que se pide el Día de Caridad. Con este motivo quiero agradecer públicamente a nuestra Cáritas Diocesana y a cuantas personas colaboran directa o indirectamente con ella su dedicación y su trabajo en favor de la comunicación de bienes. (*) Julián López es el obispo de la diócesis de León.