A ritmo marcial

Un año más por estas fechas un gran número de personas se acercaron hasta la localidad paramesa de Laguna para asistir a la procesión del Corpus, en una mañana calurosa que amenazaba tormenta, pero finalmente el cielo no descargó el líquido elemento y la celebración pudo transcurrir con total normalidad. Entre los visitantes destacaba la presencia del consejero de Sanidad y Portavoz de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, quien calificó la celebración de «extraordinaria» y añadió «yo creo es de justicia que desde las administraciones públicas que hemos apoyado esta fiesta de interés turístico regional, como lo ha hecho la Junta, estemos hoy (ayer para el lector) aquí reivindicando un elemento más de nuestro potencial turístico». Además, Carriedo comentó que en el último año «nuestra comunidad autónoma ha sido la más importante en turismo de interior y yo creo que fiestas como estas justifican debidamente que mucha gente venga de fuera y de dentro de nuestra región precisamente a conocerlo, a valorarlo y hablar de ello». Sin embargo el alcalde Laguna de Negrillos, Valentín Martínez, matizaba que en los últimos años, desde que el Corpus dejó de ser fiesta nacional y pasó a celebrarse el domingo en lugar del jueves, había habido un ligero descenso en número de visitantes. «Yo creo que desde que quitamos la fiesta el jueves se ha ido perdiendo poco a poco porque los domingos la gente los utiliza para descansar y, claro, ya no se desplazan a ver estas cosas. Pero seguiremos trabajando para que la gente vuelva a acudir a Laguna de Negrillos en el Corpus», dijo el alcalde. La procesión del Corpus de Laguna es una celebración peculiar que parece haber permanecido ajena al transcurrir de los años y en ella se entremezclan la luz y el color, la tradición y el mito, el firme taconear de un arrogante San Sebastián y el humilde caminar descalzo de San Juan Bautista. Los comienzos se pierden en el tiempo, pero parecen enmarcarse entre los siglos XVI y XVII, siendo organizada a partir de 1648 por la Cofradía del Señor Sacramentado. Su origen como representación en un día festivo de una moralidad o auto sacramental hacen que esta procesión sea una huella viva de lo que fueran los primeros pasos del teatro español y que aún hoy se puede admirar, como lo demuestra el uso de las caretas. Siendo una fiesta dedicada al Santísimo Sacramento es la figura del San Sebastián la que atrae la mayor atención. Según cuenta la historia o la tradición, San Sebastián fue un centurión romano del siglo III que por su fe cristiana fue martirizado. Sin embargo causa extrañeza su vestimenta anacrónica al estilo napoleónico y su caminar militar que pueden tener su explicación en las sucesivas adaptaciones. Durante el recorrido, siempre taconeando y cubierta la cara por una máscara, San Sebastián trata de negar al público su fe cristiana, que finalmente reconoce realizando una venia ya a cara descubierta ante el Santísimo tras la que sale raudo y acobardado. Siguiéndole van los apóstoles, cuyas caretas y pelucas fueron renovadas este año con la colaboración de la Junta, según informó el concejal de fiestas, Pedro Cabezas. Otros personajes que participan en el acto San Miguel, san Juan Bautista, San Juan Evangelista y Jesucristo. Junto a ellos los danzantes del grupo de la villa. El recorrido comenzó en la iglesia de San Juan Bautista para dirigirse a la ermita del Arrabal donde se celebra la misa, para volver a la iglesia parroquial.