OPINIÓN Manuela Bodas VEGUELLINA DE ÓRBIGO
Epístola a La Barbacana
Barbacana, extraordinario fin de semana/ Carlos Mayo, da la vuelta con gracia al sayo/ Trapiello, de tanto firmar quedó sin resuello/ Concepción Martínez Pescador, preside La Barbacana con gran honor/ Héctor Luis Suárez, de su charla hizo cantares/ Guillermo Alonso Ares, dirige, toca, canta y baila lleno de arte/ Joaquín Alonso, lleva campanas hasta en el bolso. No se me incomoden los demás componentes de La Barbacana, por no nombrarles uno a uno, epístola habrá para todos. Porque ahora, escuchando su primer CD, se me ocurren tantos sabores y sones conocidos y que en mi sangre pululan abiertos por entero al recuerdo, que me embargan los mismos deseos de bailar que le recuerdo a mi madre, cuando la vida coronaba su mágico paso por estos lares. Ella ya llevaba en sus genes las raíces y el ritmo que mueven al pueblo, ella cantaba canciones que había oído a sus ancestros y me las dejó metidas en vena, por eso cuando oigo este Son de Ribera, interpretado con tanto sentimiento por La Barbacana, la lágrima acude a lavar su falta. También recuerdo a mi suegro, bailarín de excelencia, que llevaba en su barro de hombre el ritmo de la música de la vida. Por eso, doy las gracias a La Barbacana, que se preocupa de que no se pierda el caldo de cultivo más popular, el de la danza y el canto de nuestras raíces, mediante los cuales expresamos sentimientos y olvidamos pesares. Todo esto viene a cuento, porque el pasado viernes, la Asociación Cultural y Grupo de Danzas La Barbacana, nos presentó en Veguellina de Órbigo, su primer vástago de vinilo: hermoso, orondo y lleno de la verdad y de la bondad del pueblo llano, apadrinado por dos caballeros de honor: Pedro Trapiello, escritor, periodista y columnista del Diario de León y el profesor de la Universidad de León y Catedrático de Etnomusicología del Conservatorio Superior de Salamanca: Héctor Luis Suárez. Ambos felices y dispuestos a firmar cedes a tutiplé.