¡Qué no, señor Sierra!

En el Ayuntamiento de La Robla se celebraron durante los últimos días de mayo las pruebas de una oposición de auxiliar de administrativo en las que obtuvo la más alta calificación una opositora, superando a otra que venía desempeñando la plaza como interina desde hace años. Aprovechando esta coyuntura don Emilio Sierra, ex alcalde del Ayuntamiento de La Robla, y algunas otras personas afines a su ideología han vertido una serie de ideas y juicios de valor, cargados de inexactitudes contra la honestidad de los miembros del Tribunal calificador de las pruebas, a las que, en honor a la verdad y a la justicia, quiero salir al paso. En un medio de comunicación de ámbito se han hecho eco de ese estado de opinión crítico con el resultado de la oposición, llegando a decir que PP y PSOE denuncian el despido de una trabajadora municipal. Tal afirmación es de un despropósito y demuestra una absoluta ignorancia sobre el funcionamiento de las instituciones y del régimen laboral de un Ayuntamiento, como voy a demostrar. a) El PP no ha denunciado ningún despido en el Ayuntamiento de La Robla, porque ni hay causa para ello, ni ningún órgano del partido adoptó acuerdo alguno. b) No ha existido ningún despido de una trabajadora municipal porque, cuando una plaza de la plantilla está ocupada en régimen de interinidad por vacante, quien la ostenta siempre cesa en dicho puesto cuando esa plaza es ocupada por el funcionario que la obtiene en propiedad. El Ayuntamiento de La Robla, en sesión ordinaria de la comisión de gobierno celebrada el día 3 de octubre de 2001, aprobó las bases por las que se habría de regir la convocatoria para la provisión de la plaza de auxiliar administrativo por el sistema de oposición libre. Entre los miembros del equipo de gobierno que aprobaron dichas bases se encuentra el concejal del PP, Don Pedro Moreno Presa, que ahora parece pedir explicaciones. Parece ser que don Emilio Sierra afirma que en la oposición las puntuaciones otorgadas por los dos concejales del equipo de gobierno actual, Constantino Gago y Eugenio Blanco Salán, lo eran «siempre denostando a la trabajadora roblana». He de decir al respecto que esta afirmación es rotundamente falsa y atentatoria contra mi honorabilidad personal y profesional. El ex alcalde sabe perfectamente que mis calificaciones fueron mucho más coherentes con las otorgadas por los demás miembros del Tribunal que las suyas y lo puedo demostrar donde corresponda. Precisamente, ante ciertas subjetividades que pude apreciar en el tercer examen, antes de la calificación de la última prueba propuse al Tribunal que se adoptara una técnica que suele ser bastante habitual, consistente en no tener en cuenta para obtener la nota media de cada opositor ni la calificación más alta ni la más baja de las otorgadas. A esto el señor Sierra se opuso, como consta en el acta de ese día. Señal de que no estaba viendo hasta ese momento ninguna puntuación de los concejales citados que fuera perjudicial a la «trabajadora roblana», como declaró. ¿Es posible que el Sr. Sierra después de más de doce años de alcalde y más de quince de diputado provincial no sepa que en una oposición no se pueden valorar méritos por prácticas laborales o de cualquier otro tipo? No parece verosímil que lo ignore, por lo que el planteamiento que formula de que a la funcionaria interina se le debió tener en cuenta algún tiempo de mérito laboral podría tratarse una actuación injusta a sabiendas ¿Se llama eso prevaricación? ¿Pretendía el ex alcalde Sierra que prevaricáramos nosotros y a la vez nos acusa de prevaricadores por no haber actuado como a él le hubiera convenido? Aclárese, Señor Sierra, y no pretenda manipular la buena fe de la gente ¡pero qué cara más dura!. (*) Constantino Gago es concejal del Ayuntamiento de La Robla