Música contra el olvido

Patxi del Campo, musicoterapeuta y director del Instituto Música, Arte y Proceso de Vitoria, que coordina diversas actividades para la Fundación La Caixa, fue el encargado de desvelar en tres sesiones las claves de la citada técnica. La importancia de escuchar al paciente para saber qué puede aportar a su cuidador, y de cantar aquellas canciones que éste conoce, como las relacionadas con su lugar de origen, se presentaron como puntos fundamentales del taller, que incluyó también el proceso por el cual se crea la historia sonora del enfermo. «Se hace un repaso a las canciones que se cantaban para levantarse, para trabajar, en las fiestas, en las despedidas, en los bailes, o las nanas», explicó ayer del Campo, que añadió que «cantarlas en grupo facilita la comunicación y la socialización del enfermo, así como su propia identidad». No importa hacer gala de una magnífica técnica vocal, lo prioritario «es cantar con el corazón», explicó el musicoterapeuta. El taller, en el que participaron familiares y profesionales de la asociación de enfermos de Alzheimer de Astorga, así como voluntarios que colaboran con ella, dio un paso más al intentar convertir en una canción un movimiento o sonido involuntario que realice o emita el paciente. «Así le damos sentido con la música a algo que parece que no lo tiene», dijo del Campo. Cantar al ritmo de sonidos corporales y de instrumentos musicales, o tocar éstos, completó la formación, centrada en ejercicios prácticos y vídeos. «Esta terapia se ha demostrado idónea para mejorar el estado de ánimo», dijo del Campo, que destacó su carácter innovador. La asociación tratará de poner en práctica estas técnicas para optimizar el cuidado de los enfermos, confirmó la trabajadora social María José Martínez. Trabajar capacidades afectadas La Fundación La Caixa destacó que pese a las dificultades en el uso del lenguaje y a los problemas de memoria, los enfermos de Alzheimer continúan recordando las canciones que aprendieron en su juventud, e hizo hincapié en que «cantar y bailar permiten trabajar sin esfuerzo algunas capacidades afectadas por la enfermedad, como seguir el ritmo, coordinar movimientos, ejercitar la capacidad de evocación, de atención y memoria». También «permite a enfermos y familiares comunicarse, y compartir los acontecimientos más importantes de su vida». La iniciativa se enmarcó en los talleres denominados Aprende a ayudarle, consistentes en módulos de formación dirigidos a las personas que tienen a su cargo un enfermo de Alzheimer.