Los vecinos temen que los vertidos les arruinen la cosecha de este año

Vitalino Santos, alcalde de Santa María de la Isla, municipio al que pertenece Santibáñez, manifestó el martes que el Seprona ya había remitido la denuncia, por los supuestos vertidos que afectan a Santibáñez, a la Junta, el centro de salud de La Bañeza y a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). Ayer, el gabinete de prensa de la delegación de la Junta confirmaba el hecho e indicaba que el servicio de Medio Ambiente enviará al lugar una patrulla forestal, con el fin de determinar si se han producido daños a la fauna piscícola, en cuyo caso tomaría las medidas oportunas. Si no se encontrasen indicios de estos daños, todas las actuaciones recaerán en la CHD, desde la que ayer se aseguró que se tenía conocimiento de las diligencias, pero no fue posible confirmar su llegada. Este organismo deberá estudiar el caso para determinar qué medidas adopta. En Santibáñez, los vecinos confirmaron que continúan los olores, procedentes del canal denominado Zague, al caer la tarde y algunos apuntaban conocer la existencia de profesos diarréicos en personas que han regado con estas aguas sus fincas. Sin embargo, tras la visita de uno de los afectados al médico, no se estableció una relación entre el problema de las aguas y la enfermedad Según contaba ayer Esteban Fernández, Toralino, en el término municipal de Riego de la Vega, «hace unos ocho o diez años, puso una depuradora como no había otra en todos los pueblos de la provincia, que devolvía el agua cristalina» El origen del problema Sin embargo, explicó que «hacia el mes de marzo, los vecinos de Toral de los Vados se quejaron por el agua, que entonces discurría por un reguero hasta allí». De esta manera, «se instaló una tubería», que lleva el agua desde la depuradora hasta un molino, aún en la pedanía de Toralino, y, de allí, pasa al cauce de riego de Santibáñez. Esteban Fernández, que fue alcalde de Santa María a final de los años 50 del siglo pasado, expresó el temor de los agricultores de la zona a que «el agua queme los campos, más aún cuando el riego por aspersión se ha generalizado», añadió que esto sucederá «cuando se abra el pantano de Villameca, allá para finales de este mes» y que, entonces, el problema podría extenderse a otros pueblos de los alrededores.