El obispo inagura una reproducción de la casa natal del fundador de las Misioneras Apostólicas
El primer museo, para el padre Riesco
Este año se celebra el centenario del nacimiento de Ángel Riesco, sacerdote que desarrolló una importante labor con los pobres en la ciudad y que fund
Lo que no han conseguido los alcaldes lo han traído las misioneras apostólicas de la caridad, que viven de su trabajo de sus miembros y de los donativos, semiolvidadas en su Ciudad Misioneras -la sede central del instituto secular femenino- de la Nacional VI. El museo que ayer inauguraron el obispo de Astorga, monseñor camilo Lorenzo, el alcalde, Emilio de la Mata, y el resto de las autoridades presentes reproduce la casa natal de Ángel Riesco Carbajo. El original se encuentra en estado de ruina, en el zamorano pueblo de Bercianos de Vidriales. Sacerdote de los pobres, párroco de La Bañeza -restauró las iglesias de El Salvador y la de Santa María-, cura de la prensa, todas estas facetas se muestran en el edificio levantado en Ciudad Misioneras, que ha sufrido alguna pequeña variación con respecto a la casa de los padres de Riesco por motivos evidentes: su adecuación al uso como museo. El proyecto es obra del arquitecto bañezano Luis Pedro Carnicero, estudioso, además, de la vida del sacerdote, cuya causa de beatificación continúa abierta. La planta baja del primer museo de La Bañeza se dedica a la vida del sacerdote. A los 10 años emigró con su familia a Buenos Aires, con lo que una de las vitrinas se dedica precisamente a su etapa en la capital argentina. Posteriormente, un rincón contempla sus estudios en la Universidad de Comillas, donde se licenció en Filosofía y Teología, para pasar al período bañezano, de unos veinte años, donde Riesco se encuentra con la imprenta y la utiliza como medio de divulgación del Evangelio la cultura y arma contra lo que se dio en llamar «mala prensa». Riesco fundó El Adelanto Bañezano, que el viernes pasado publicó su número 3.450, en 1932, quizá como reacción a la expulsión de los jesuitas. Pero no sólo en La Bañeza fundó publicaciones, también en Astorga, donde vivió once años, ejerciendo de vicario de la diócesis, editó Mi parroquia, que llegó a tirar veinte mil ejemplares. Todo esto no pasa desapercibido en la exposición. Riesco fue obispo auxiliar en Oviedo y, más tarde, obispo de Tudela (Navarra), cargo del que dimitió para regresar a La Bañeza y seguir su obra fundacional. También las vitrinas recogen documentos, objetos personales, fotografías, de su ministerio en ambas diócesis. Libros, sobre todo libros, adornan las estancias de su museo. El hecho se acentúa en la planta superior del museo, en la que se reproducen su despacho de trabajo -que le donó La Bañeza-, su oratorio y su dormitorio. La idea de trabajo preside estas habitaciones y, también, la de humanidad, como lo demuestra el bote de caramelos que tenía sobre su mesa de despacho.