«La agricultura no debe tener el destino del carbón»

El comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, defendió ayer la reforma de la PAC porque supone «una garantía de ingresos» para los agricultores, que desaparecerían en su mayor parte si tuvieran que competir con los precios mundiales de sus productos. «Si estuvieran sometidos a la división internacional del trabajo, los agricultores desaparecerían del mapa. Porque, salvo excepciones como el vino o los cereales, los europeos podrían obtener todo lo que necesitan en el mercado mundial por menor precio», argumentó. «En lugar de tener seis millones de explotaciones en Europa, tendríamos un millón. No queremos ese futuro, la agricultura no debe tener el destino del carbón», añadió el comisario francés. Recordó que la PAC nació en los años 60 para favorecer la producción, y eso aisló a Europa de los mercados mundiales al tiempo que garantizaba precios elevados a los agricultores, pero esa política se volvió «muy costosa» y generó excedentes. En cuanto a los criterios ecológicos, «es indispensable renovar el contrato de calidad con los agricultores. Desde 1999, con las crisis sanitarias y alimentarias, la demanda social hacia la agricultura ha cambiado», apostilló el comisario europeo de comercio.