El comisario de Agricultura reconoce que gran parte de las medidas obedecen a las presiones desde la OMC
Bruselas defiende una política agraria más orientada a las leyes del mercado
La Comisión Europea aprobó ayer el borrador del comisario Franz Fischler para revisar la Política Agrícola Común (PAC), que aboga por recort
El comisario de Agricultura, Franz Fischler, compareció ante la prensa junto al presidente de la Comisión, Romano Prodi, para presentar la llamada revisión intermedia (reforma parcial) de la PAC, un documento que los Quince aún deberán aprobar en la primavera del 2003 tras un debate que se presume lleno de escollos. Prodi lo valoró como «un paquete equilibrado» de medidas que permitirá que los agricultores decidan sus producciones «respondiendo más a las exigencias del mercado que a los subsidios». Tanto es así que uno de los puntos calientes de esta revisión en la propuesta de recortar en un 3% cada año desde el 2004, hasta llegar a un 20%, las ayudas directas a los agricultores. Esta medida permitiría que a Bruselas lleguen cada año unos 600 millones de euros al año, que serían redistribuidos a los estados para planes de desarrollo rural. El sector agrario recibiría a la vuelta de dos años sólo el 80% de las ayudas que obtiene hoy. Pero además, Bruselas quiere hacer estas contribuciones en un único pago por explotación, de no más de 300.000 euros por año. El estatus de las explotaciones que obtengan menos de 5.000 euros al año, la inmensa mayoría de las que hay en León y un 80% de las de España, no verían alterado su estatus. Fischler también reconoció que la reforma es imprescindible para hacer valer la posición de la UE ante la OMC y que no se impongan medidas contra sus intereses; en especial por parte del gran competidor, Estados Unidos: «Si queremos hacer prevalecer nuestros puntos de vista, hay que ofrecer algo a cambio». Acogida tibia en la Eurocámara En el Parlamento Europeo la propuesta se recibió ayer con algunas críticas, escasos aplausos, pero sobre todo mucha tibieza. Un eurodiputado francés del ultraderechista Frente Nacional llegó a comparar al comisario con Walt Disney por lo «bonito» que pinta el campo. El popular alemán Lutz Goepel, adscrito a una de las delegaciones más proclives a acabar con las ayudas, sorprendió por la dureza de su discurso al afirmar que la Comisión plantea soluciones «muy radicales» que podrían afectar a la Alemania del Este, donde predominan las grandes explotaciones de herencia comunista. El francés Georges Garot, portavoz socialista, respaldó algunos puntos calientes de la reforma, como reducir las ayudas directas en favor del desarrollo rural, pero advirtió que sustituir los subsidios a la producción por un pago único por explotación «mantendrá el nivel de distorsión» entre unas regiones y otras. Pero el mejor capote le vino a Fischler de las filas de los liberales. Su portavoz, Karl Olsson, aplaudió la propuesta, al igual que hizo, aunque con más matices, la verde Danielle Auroi. El eurodiputado de IU, Salvador Jové, fue el único español que intervino, y lo hizo para constatar que el recorte de subsidios a las grandes explotaciones «será muy poco redistributivo» para las pequeñas.