La polémica explotó en un concejo público

Según explica el texto de la querella, «el alcalde, que no ha conseguido su propósito, convoca un concejo y en él hace comparecer a doña Sagrario para acusarla delante de todos los comparecientes de algo incierto, de que se ha quedado con dinero del Ayuntamiento y para explicar por qué la ha cesado como persona de confianza. En ese concejo abierto, cuya legalidad es más que cuestionable y el primero que se celebra bajo el mandato del alcalde, el querellado trató de enmascarar delante de los asistentes el motivo de haber cesado en sus cargos a doña Sagrario con infundadas y falsas acusaciones de apropiación de dinero público. Dicho motivo no es otro que el no haber accedido a sus pretensiones sexuales». El escrito afirma que «la querellante, ante un numeroso grupo de vecinos y ante el ataque que venía padeciendo dijo: El alcalde me está acosando». La querella relata que «tras el concejo, de forma inmediata, doña Sagrario se dirigió a los juzgados de La Bañeza a interponer la correspondiente denuncia contra el regidor, pero al ser un día festivo, éstos se encontraban cerrados, así que acto seguido se fue al cuartel de la Guardia Civil y allí informó a quien la atendió de lo que estaba pasando. El guardia le recomendó que hiciera mejor una denuncia ante el juzgado, por lo que ella esperó al día siguiente. (...) La familia de doña Sagrario la recomendó el silencio y como quiera que al haber sido cesada de sus cargos no tenía que volver a despachar con el alcalde, decidió no presentar la denuncia a la espera de que todo se olvidaría con el paso del tiempo, pero cual fue su sorpresa que es el propio alcalde quien interpone un acto de conciliación previo a una demanda civil en la cual reclama a doña Sagrario la nada despreciable cifra de 5 millones de pesetas por una supuesta intromisión en su derecho al honor al haber dicho públicamente en el concejo que le iba a denunciar por acoso».