SAN ESTEBAN DE NOGALES, EN PRIMER PLANO DE LA ACTUALIDAD
Pendientes del acoso
Los habitantes de San Esteban de Nogales asisten sorprendidos al protagonismo de su pueblo en los medios de comunicación, por la denuncia de una concejala contra el alcalde por un presunto
. Este periódico quiso ayer saber cómo se habían tomado en San Esteban de Nogales la denuncia que la concejala Sagrario García planteó contra el alcalde Benedicto Ferrero por un presunto delito de acoso sexual, sin pretender realizar un informe exhaustivo de la opinión de los vecinos, sino buscando más bien una visión general de la situación. A mediodía, un autobús llegaba con viajeros a la plaza del pueblo, mientras unos jóvenes correteaban arriba y abajo con sus bicicletas. Todo parecía la estampa veraniega habitual de un pueblo como cualquier otro. La misión de Diario de León era pasear y preguntar sobre este asunto a quienes salieran al encuentro. En una hora de estancia en la localidad, este periódico halló a numerosos habitantes de San Esteban deseosos de defender al regidor, y, casualidad o no, ni un sólo testimonio a favor de la concejala. Los que resultaron más imparciales no quisieron hablar del asunto, aduciendo falta de interés en el mismo o prudencia, al tratarse de familiares de alguna de las partes, u opinaron sobre él como meros espectadores. «No cayó bien» Un par de jubilados que se sentaban a la sombra en la plaza del pueblo señalaron que «el tema no cayó bien» entre los vecinos. «Se les votó con ilusión, y la UPL sacó mayoría absoluta, pero ahora se han puesto a mal», decía uno. «Lo que ocurrió sólo lo saben ellos», respondía el otro. Ambos aseguraron que «hace tiempo se sabía que entre ellos -alcalde y concejala- había problemas, y se comentaba que sí había habido acoso sexual». «Que todo se resuelva pronto», pedían. Claudina Cidón, cuñada de Benedicto Ferrero, salió al encuentro de este periódico para señalar que «nadie puede decir si es verdad o mentira -que se ha producido acoso-, porque si pasó algo la chica estaba sola. Pero todos la conocemos, sabemos de dónde viene», indicó, iniciando después un completo relato del supuesto currículum amoroso de la concejala. «Está demostrado que robó al Ayuntamiento, con facturas, y lo hace por venganza», añadió. La mujer precisó que no mantiene trato con el alcalde «y no lo puedo alabar, no voy a decir que es encantador, pero no creo que lo del acoso sea verdad», apuntó. También consideró que la concejala «se metió al Ayuntamiento para hundir la gestión de los anteriores responsables», y sospechó de que ésta tardó en presentar la denuncia.Otra vecina que prefirió mantener el anonimato también dijo haber acogido mal la noticia, y desconfió de la versión de Sagrario García. «Hizo unas cosas en el Ayuntamiento, el alcalde lo descubrió y ella se ha agarrado donde ha podido», dijo. Aseguró haber estado en el concejo en el que Benedicto Ferrero acusó a la edil de apropiación de fondos municipales, «donde nos dio datos y mostró papeles», apuntó, y consideró que la denunciante «actúa por venganza» y que «no ha habido acoso hacia ella». Varias vecinas que permanecían en grupo en la calle se mostraron sorprendidas por la denuncia de Sagrario García, e iniciaron una calurosa defensa del alcalde al que calificaron como «un señor de los pies a la cabeza, que desde niño ha sido estudiado», dijo una. Desconfianza «Pertenece a una familia pobre, pero honrada, que siempre ha trabajado», añadió otra. «Como dijo lo que ella -en referencia a la concejala- hizo mal, ahora ella dice estas cosas», medió una tercera. En este grupo, que consideraba que el conflicto comenzó cuando Ferrero acusó a García de quedarse con dinero del Ayuntamiento, se encontraba una tía del regidor, que asistía a la conversación entre lágrimas, y la suegra del mismo, Francisca Gutiérrez, que no ahorró insultos hacia la concejala, e indicó que «no se puede querer desprestigiar a una persona y quererla separar de su mujer y su hija». Asimismo, señaló que la esposa de Benedicto Ferrero «respalda a su marido, así como todos mis hijos, somos todos una piña», al tiempo que anunció su intención de defender a su yerno «con uñas y dientes», y apuntó que «mi nieta, de 19 años, es la que peor lo ha llevado hasta ahora, porque ya estamos hechos al bulo este», aseguró. Mientras, en el bar de la plaza en el que a la hora de comer permanecían una decena de hombres, nadie quiso comentar nada sobre el polémico asunto.