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SAN ESTEBAN DE NOGALES

Una semana en primera página

Apenas siete días después de que la querella de la concejala de San Esteban, Sagrario García, contra el alcalde, Benedicto Ferrero, por presunto acoso sexual saltase a la luz pública, los vecinos de este tranquilo pueblo a

Publicado por
Redacción - SAN ESTEBAN. Maite Almanza
León

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San Esteban de Nogales es un tranquilo pueblo de unos 400 vecinos que se encuentra a 18 kilómetros de La Bañeza, y que hasta esta semana era conocido por algunas de sus actividades tradicionales, como algunas romerías o la actividad de un grupo de danzantes. Sin embargo, desde el pasado martes la localidad es noticia por el presunto caso de acoso sexual del alcalde, Benedicto Ferrero -antes de UPL y en la actualidad del grupo mixto-, contra la concejala leonesista Sagrario García. La presentación de una querella por parte de ésta última contra el primero, en la que la edil cuenta con detalle los supuestos episodios de acoso a los que fue sometida, catapultó al primer plano de la actualidad a este pueblo, cuyos habitantes aún no se acostumbran a ver sus calles y plazas invadidos por cámaras y periodistas. El inicio de las diligencias previas en el juzgado número 1 de La Bañeza enrareció aún más el ambiente entre los vecinos de San Esteban, partidarios, según los casos, de una u otra parte. Algunos hablan para apoyar de forma acalorada al alcalde -sobre todo si se trata de sus familiares o de personas de su entorno cercano- mientras otros callan, u opinan del asunto como meros espectadores. Coincidir en el pueblo Hay que tener en cuenta que los familiares más directos de Ferrero y de García viven en la misma calle, y que ayer por la mañana el alcalde se encontraba en San Esteban de Nogales, mientras la concejala también tenía previsto visitar el pueblo en la misma jornada. Estos hechos parecen evidenciar que ambos planean continuar su rutina habitual, y desplazarse a San Esteban cuando lo estimen oportuno, por lo que no sería raro que coincidieran en una de las calles o plazas del pueblo un día cualquiera. Mientras, denunciante y denunciado se mantienen firmes en sus respectivas tesis: la concejala defiende que la primera situación de acoso se produjo en la primera quincena de agosto de 2000, en el regreso de un viaje de ambos a Alija del Infantado, a la que habrían seguido otras muchas, mientras el alcalde asegura que en esa fecha permanecía convaleciente de una biopsia prostática, y que en ningún momento acosó a la edil. El asunto tendrá que despejarse en los juzgados; el titular del número 1 continuará las diligencias previas antes de decidir si archiva el caso o si abre un juicio.