En el próximo pleno el equipo de gobierno debatirá una estrategia que frene la caída demográfica
Castilfalé busca nuevos vecinos con la oferta de terreno y otros beneficios
El censo del 2001, publicado recientemente por el Instituto nacional de Estadística (INE), confirma la despoblación que viven las zonas rurales. Cas
La provincia de León ha perdido 37.145 habitantes desde 1991 a pesar de la inyección de la inmigración en la demografía del país. El censo del pasado año, publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), contabiliza 95 habitantes en Castilfalé, un pequeño enclave situado a doce kilómetros de Valencia de Don Juan. Hace 20 años, el mismo estudio contabilizó en la localidad 141 habitantes. El fichero padronal del INE, que recoge las cifras oficiales de población, contabiliza 101 habitantes, de modo que Castilfalé no perderá de momento el Ayuntamiento. Pero este dato no será definitivo hasta el 10 de septiembre, cuando concluya el plazo de rectificación que el INE concede a los Ayuntamientos para depurar su padrón. El umbral de la esperanza en que se encuantra esta localidad ha institucionalizado una práctica municipal que busca compensar de alguna forma la fidelidad de los empadronados. El Ayuntamiento cede a los vecinos que hagan crecer el padrón casi tres hectáreas de los quiñones que pertenecen a la Junta Vecinal. El objeto de esta gratificación es que los vecinos obtengan rendimiento económico de las parcelas del pueblo, ya sea a través de su cultivo o alquilandolas. El próximo pleno ordinario se celebrará en septiembre. El alcalde de la localidad, Maximino Chamorro González, ha mostrado su preocupación por la caída demográfica que ha experimentado el municipio. Por ello, ha anunciado que en la próxima sesión plenaria el equipo de gobierno ideará una estrategia para tratar de fijar población en Castilfalé, de forma que no se convierta en el segundo municpio de la provincia, junto con Escobar de Campos, con menos de 100 habitantes. El alcalde propondrá ante el pleno un amplio abanico de posibilidades, que irá desde la oferta de mayores gratificaciones a todos aquéllos que hagan crecer el municipio hasta la petición personalizada a las personas que en algún momento de su vida estuvieron vinculadas al municipio. El alcalde, Maximino Chamorro, no se resigna a perder el Ayuntamiento por el descenso de población. De mantenerse la decreciente tendencia demográfica, podrían ocurrir dos cosas. Una primera posibilidad sería que el Ayuntamiento se mantuviese como hasta ahora, pues la ley sólo contempla el máximo de 250 residentes para tener 5 concejales, pero no se refiere en ningún momento a un mínimo de habitantes. Esta interpretación de la ley podría mantener el mismo regimen en Castilfalé. La otra posibilidad es que la Junta de Castilla y León autorice la constitución-previa solicitud del pueblo-de un concejo abierto, en el que gobernarían conjuntamente alcalde y asamblea vecinal(constituida por todos los electores registrados en el censo). Castilfalé sigue soñando con convertirse en un «satélite» de su cabecera de comarca, Valencia de Don Juan. Siete de cada diez habitantes supera los 65 años y el resto se ocupa principalmente en explotaciones agrícolas y ganaderas. La caída de la rentabilidad del secano (la Junta estima en 120 el número de hectáreas que hacen rentable el secano) junto con su condición de zona intermedia en materia de regadíos (entre los Payuelos y el Porma) hacen de Castilfalé un núcleo «poco apetecible para los jóvenes», según su alcalde. La competencia de las bodegas del cercano Gordoncillo dificultan la diversificación económica vía viñedos y el «olvido institucional» que aseguran sufrir ha hecho perder la esperanza a los 101 vecinos.