El pueblo ignora la climatología y cumple la tradición VAL DE SAN LORENZO
La Carballeda realiza su última procesión, pese a la fuerte lluvia que caía
La Virgen de la Carballeda desafió ayer a la lluvia y, al igual que el sábado, volvió a salir en procesión por los alrededores de su iglesia, acompañada del pueblo de Val
A la una y cuarto de la tarde comenzó la misa en honor de la patrona de Val de San Lorenzo, la Virgen de la Carballeda, con un cielo encapotado que hacía prever aguaceros. No cabe duda de que, en un año como este, la mejor bendición que puede llegar del cielo es la lluvia -aunque a la Carballeda no se le honra precisamente para que caiga el líquido elemento con el que regar las cosechas-, así que las precipitaciones llegaron a Val justo en el momento más inoportuno, pues el sacerdote que ofició la ceremonia religiosa aún tenía que leer algunas páginas del misal cuando apareció el agua. Así, los fieles, que lucían sus mejores galas, como es preceptivo para la ocasión, abandonaron el templo, convirtiendo los aledaños de la iglesia en un mar de paraguas. Todavía no llovía con fuerza, pero la cosa se ponía fea. Sin embargo, la palabra suspensión no aparecía en boca de nadie y menos cuando se comenzó a bailar el pendón, que abría el desfile procesional. Los chicos y chicas del Grupo Folclórico de Val de San Lorenzo formaron en fila delante de la carroza de la Virgen, engalanada de flores, para, en el transcurso del breve recorrido de la procesión, interpretar el baile de los palos al son del tamboritero, con la dificultad añadida de tener que bailar mientras caminan. Entre el pendón y los danzantes, las cruces procesionales, un estandarte y los ramos que la tradición pone al frente de la patrona. Llegados a la mitad del recorrido, los asistentes -mujeres arregladas, hombres trajeados y algunos niños vestidos de maragato- hicieron corro a la Virgen, para cantarle la Salve y escuchar una breve intervención de uno de los sacerdotes. Entonces, ya llovía con fuerza y los congregados aguantaban con estoicismo, debajo de los paraguas. La vuelta fue rápida, aunque se siguió con el baile. Terminada la procesión, los miembros del folclórico grupo del lugar tuvieron que abandonar la iglesia en furgoneta, a fin de que no se estropearan sus caros trajes. La Carballeda 2002 se despide hoy, con una misa por los difuntos del pueblo, la final de bolos maragatos, chuletada y verbena, siempre que no llueva.