CRÓNICAS PÉSICAS Pedro V. Álvarez Collar
Otoño en Laciana
Es aun demasiado pronto para que la devesa de Sosas se cubra de ese manto de colores que el otoño le regala. Claro, apenas han comenzado las heladas a marear las hojas, que en su diversidad de arboleda: robles, cerezos, fresnos, acebos, abedules y algún otro, hacen del paisaje un cuadro digno de cualquier pintor. Sería bonito que pensáramos solamente en el otoño como una estación plena de melancolía, pero su llegada nos llena de tristeza al imaginar que una imaginaria estación otoñal está llegando al Valle de Laciana, en forma de abulia, al abandonarse sus gentes a lo que tenga que venir vendrá... Cierto es que no son buenos tiempos para Laciana estos que vivimos. Una comarca que día tras día pierde población, cosa a todas luces previsible. ¿O es que alguien se pensaba que las prejubilaciones iban a servir para otra cosa que para que la gente abandonase El Valle? No debemos de olvidar que la lotería de las prejubilaciones, en personas de una edad aun óptima para la vida laboral, ha sido el principal detonante de que la población lacianiega, autóctona o venida de fuera, se marche hacía otros lugares que puedan ofrecer un futuro más alentador a sus hijos. Con las prejubilaciones se ha acabado con muchos puestos de trabajo, que ante el incumplimiento por parte de MSP de la recolocaciones acordadas, la oferta laboral en Laciana es nula. Leamos la noticia que ésta no nos ofrece ningún tipo de esperanza para Laciana. Por un lado se ha perdido un módulo de grado superior por falta de alumnos, en el Instituto de Enseñanza Secundaria Valle de Laciana. Esto supone que ese módulo ya no se impartirá en Villablino nunca más, posiblemente esto sea a causa de la pérdida de población anunciada. Hace mucho tiempo escribí de esta pérdida de población y me tachaban de ser un agorero, de que solamente veía lo negativo que ocurría en el valle, y que no era cierta esta sangría poblacional. Días atrás ya se reconocía una bajada de tres mil personas en el censo municipal. Este descenso de población supone para las arcas municipales, una bajada de los ingresos que percibe de instituciones superiores, amén de un descenso en los ingresos de impuestos directos que gestiona el ayuntamiento, como son agua, basura, etc... Aparte de esto al perder personal en una cuantía importante, pierde la comarca poder a todas luces, no sólo ya económico sino político. Leemos con preocupación que al Ayuntamiento lacianiego le reclaman una deuda millonaria judicialmente, y que esto solamente es el comienzo, ya que las deudas contraidas desde el consistorio están ahogando los presupuestos anuales. A esto no se le puede llamar de otra manera que mala gestión. Y no nos sirve, con que se intente lavar la imagen con la cantinela del protocolo de intenciones firmado con MSP. Hay que ser muy ingenuo para creer en apariciones angelicales, y esto es una cosa similar. Además sería cómico (si la cuestión no fuese muy triste) que una de las empresas a crear dentro de este protocolo, va a dedicarse a la conservación del medio ambiente y a la restauración de las explotaciones llevadas a cabo por la propia MSP. Es decir, que se lleva el dinero primeramente con la extracción del carbón y la lógica destrucción del entorno y, posteriormente se lo vuelve a llevar restaurando lo que anteriormente destruyó. Lo dicho, como para reirse si la cosa no fuese lo suficientemente seria. Es para pensar como aquel gallego que decía: «mexan por riba de nos e logo dicen que chove» -en castellano: «mean por encima de nosotros y luego dicen que llueve»-. Visto así el panorama, entre carreteras que tienen distinto tratamiento según discurran por comarcas vecinas o por la nuestra propia, el tránsito de transporte pesado que arruina las pocas y nefastas comunicaciones que se construyen, la minería que agoniza lentamente... No podemos hacer otra cosa que contemplar la devesa de Sosas que, aun plena de un verdor sublime, ya comienza a aparecer esos ocres de ensueño que acabarán llenándola.