Diario de León

FOSAS COMUNES DE REPUBLICANOS EN OMAÑA

Las tumbas de la libertad

«Siempre supe que en la carretera hacia Salce estaba mi padre», cuenta Alfredo mientras toma el desvío desde Pandorado hacia la localidad omañesa. Este vecino de Garaño acaba de descubrir dónde descansa exa

El lugar en que se encuentra una de las fosas, cerca de la carretera de Salce

El lugar en que se encuentra una de las fosas, cerca de la carretera de Salce

Publicado por
Chema Robles Redacción - LEÓN.
León

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Alfredo tenía sólo cinco años de edad cuando llamaron a la puerta de su casa en Garaño para llevarse a su padre. Era el 5 de noviembre de 1936, en plena contienda civil. El delito de su padre; tener un hermano en la UGT. Se lo llevaron junto a otras tres personas. «A uno lo dejaron escapar», cuenta Alfredo en referencia al médico de Santa María de Ordás. Su padre y sus otros compañeros no corrieron la misma suerte. Fueron asesinados y enterrados en una cuneta en la carretera hacia la localidad de Salce. Alfredo hubo de enjaularse entre los barrotes del silencio toda su vida. «Cada vez que pasaba por Pandorado se me revolvían las tripas», dice a punto de llorar. Iba y venía en su camión por todos los rincones de España cerrando recuerdos y cicatrizando heridas. Esquivando miradas de sus propios vecinos. Sobreviviendo en esta «vida asquerosa», como suele decir. Lo que él no sabía es que un pastor acudía frecuentemente a la tumba de su padre a remarcar las tres cruces que había grabado en un roble. Lo que él tampoco sospechaba es que muchos de los vecinos de la zona conocían perfectamente el lugar donde descansaba su padre junto a otros tres represaliados. Nunca se atrevió a remover conciencias. «La gente sigue teniendo muchísimo miedo», apunta mientras conduce hacia el refugio de silencio de su progenitor. Todo lo había arrojado al abismo de la desesperación cuando en estos meses empezó a leer en el periódico las noticias sobre los desenterramientos de fusilados republicanos en Piedrafita de Babia. Alfredo recortó esos artículos y comenzó a buscar alguna noticia sobre el paradero de su padre. Ayudado por su hijo y por el concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Soto y Amío Miguel Ángel Álvarez, tuvo el valor de preguntar en los pueblos de la zona a las gentes que pudieran conocer el lugar donde descansa su padre. «Los últimos quince días han sido terribles», dice Alfredo a punto de llorar. En su bolsillo guarda arrugados los recortes de periódicos sobre excavaciones en otras fosas comunes de la provincia, las noticias que le hicieron ponerse, a sus 71 años, manos a la obra en la búsqueda del lugar exacto donde fue enterrado su padre. En ellas busca sin éxito un número de contacto o una dirección de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que le ayude a juntar a sus padres en el cementerio. Hoy, cuando se baja del coche para enseñar la cuneta que siempre deseó encontrar, no puede contener la emoción. Se acuerda en el último momento de sacar una hoz del maletero, para cortar las ramas y sortear los obstáculos que el tiempo y las derrotas han situado alrededor de la tumba de su padre. Un lugar al que se accede por un angosto camino que se abre junto a la carretera. Allí Alfredo ha colocado un improvisado ramo de flores y una parte de su vida, mientras espera que alguien se ocupe de una vez de desenterrar los cuerpos y la dignidad de los ultrajados. La preocupación de Alfredo es encontrar a los familiares de las otras dos personas que han acompañado a su padre en su recuerdo. O a los de aquel médico que iba a correr la misma suerte y que fue indultado por los asesinos. Él no busca un entierro digno, ni honrar su memoria. Para todo eso ya se ha hecho tarde. «Lo único que quiero es llevarle al cementerio con mi madre», comenta. Con su madre, que murió en el año 81 sin querer hablar de nada que le recordase a aquellos años bañados de sangre. Por ese motivo, busca desesperadamente alguna dirección de la ARMH entre sus recortes. Nada. «Sólo aparecen las letras éstas sin ninguna dirección». También confía en que el Partido Socialista lleve adelante su proposición no de ley en favor de las exhumaciones. De hecho, el verano pasado se desplazó hasta Aralla de Luna para acompañar al secretario general del PSOE en el homenaje a su abuelo, también fusilado en 1936.

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