La batalla de Veremundo

En la gasolinera de Pandorado espera Veremundo. Como Alfredo, también anhela desde que era un niño una noticia sobre el paradero de su padre y de sus dos tíos. Pero, a diferencia del vecino de Garaño, él no sabe todavía qué fosa común preferirían sus asesinos el 30 de agosto del 36 para que descansara eternamente su padre Gregorio. Veremundo no cree que su padre esté en las fosas comunes de los alrededores de Riello. A sus familiares los detuvieron cerca de Cistierna cuando él tenía sólo un año, y Veremundo asegura que sus restos se encuentran en Valverde Enrique. «Un día de estos iré por allí», dice. Como en el caso de Alfredo, recobró las esperanzas de librar una batalla al silencio al compás de las primeras noticias sobre las excavaciones que ha llevado a cabo la ARMH. «Siempre supe que estaba por allí, pero no nos atrevíamos a hablar». Ahora su familia busca también a alguien que les ayude y les facilite la búsqueda de la fosa. La hija de Veremundo se emociona al mostrar un capítulo de un libro, El fascismo en León, en el que aparece una lista de algunos represaliados en la provincia, y donde se detalla todo tipo de torturas que los partidarios del ejército faccioso dedicaban a sus enemigos. En esas páginas se encuentra Gregorio García. Todavía, 66 años después, no conoce dónde están sus restos. Las historias de Alfredo o Veremundo son sólo dos ejemplos de personas que buscan respuestas. Que quieren cobrar una deuda con su vida y con este país a través de la búsqueda de sus familiares. En los alrededores de Riello y en toda la provincia de León se hallan las respuestas.