«Fue una muerte injusta, por mal querer», dicen sus hijos

«Por más que pienso y me concentro, no logro acordarme de mi padre. ¡Sólo tenía 2 años cuando le mataron!, y ahora le doy vueltas a que yo tengo un nieto de 2 años y que si me muero, él no se acordará de mí...». Con esa tristeza y la emoción en los ojos hablaba Nieves Mediavilla ayer, poco antes de rescatar los restos de su padre. Tras 65 años y varios intentos ante el antiguo Gobierno Civil y el Obispado para recuperar el cadáver de Matías Mediavilla y trasladarlo a un cementerio, la familia puso el asunto en manos de Mario González Osorio (IU). La exhumación estaba prevista para el pasado verano, pero la plaza de juez en Cistierna estaba ocupada por un suplente y el asunto se enfrió hasta ayer con el nuevo titular. Nieves no quiere valorar la Guerra Civil española, le contaron que fue un vecino acompañado por la Guardia Civil el que en realidad asesinó a su padre «por envidia y por la espalda. Fue una muerte injusta, por mal querer». Ella desea ahora pasar página y enterrar en un campo santo a su progenitor, «para poder llevarle flores y no honrarle en el monte como todos estos años». Lo que sí recuerda nítidamente es cómo su madre «luchó por sacar a cinco hijos adelante» y cómo «se burlaban de ella cuando venía a Isoba a vender telas desde Cofiñal». La madre callaba y se guardaba su pena, asegura. El mayor, Manolo Mediavilla, mira hacia el suelo y pisa la tierra removida cuando habla de su padre. «Estoy satisfecho -dice tras recuperarse los restos-, porque ahora podrá descansar». Les gustaría que la memoria del agricultor y minero en la empresa de talco fuera restituida.