Cerrar

Diario de León inicia el ciclo dedicado a las calles de Astorga

Entre personajes y monumentos

Vista general de Astorga, ciudad bimilenaria y plagada de historia en sus calles y rincones

Publicado por
ASTORGA. Javier Tomé
León

Creado:

Actualizado:

La mejor forma de conocer los entresijos históricos de la que Plinio calificó como «ciudad magnífica», es recorrer las calles y plazas de esta urbe relajada y alegre, en compañía de los astorganos más ilustres. Porque lo cierto es que mucho han cambiado las cosas desde que, allá por los años 15 al 14 a.C., el emperador Augusto construyera la urbe original, ajustando un cinturón de murallas al primitivo núcleo celta. Los romanos dejaron su eterno sello en Astorga, en forma de suntuosos vestigios que aún podemos admirar hoy en día, convirtiéndola en nudo de las comunicaciones imperiales por todo el noroeste de la Península. Esta encrucijada de caminos tan míticos como la Vía de la Plata, se convertirá con el correr de los tiempos en próspero centro burocrático y administrativo, enriquecido con el galardón espiritual de ser sede episcopal. Como cabeza administrativa de una amplia diócesis sobrevivirá durante la época de crisis, hasta que en el siglo XI surgiría con todo empuje el Camino de Santiago. La Edad Media Astorga fue asumiendo las corrientes estéticas de la Edad Media gracias a la ruta jacobea, con lo que se iría conformando un patrimonio monumental de primer orden. Al ritmo del incesante tránsito de peregrinos el casco urbano se rellenaba con monasterios, iglesias y hospitales, e igualmente los arrabales de Puerta de Rey y Rectivía fueron creciendo en extensión y población, mientras los astorganos de la época dedicaban sus esfuerzos productivos a la artesanía y el comercio. Hacia 1471 comenzó a erigirse la Catedral, el icono más querido de la capital. Un edificio sensacional en el que destaca el retablo de Becerra y las tallas de Gregorio Fernández, protegido este mosaico de estilos por la talla del guerrero Pero Mato. Pasarían varios siglos antes que, a la misma vera del templo catedralicio, surgiera de la imaginación del genial Antonio Gaudí el Palacio Episcopal, sede actual del interesante museo de los Caminos. El inicio del siglo XIX resultó catastrófico para nuestra ciudad. Las incursiones de las tropas galas ocasionaron pérdidas por valor de «28 millones y 70 mil reales».