Advierten de que las presas del Eria y Duerna dañarán bosque, fauna y restos arqueológicos

Ecologistas en Acción estima que el pantano del Eria «embalsaría 61 hectómetros cúbicos y anegaría 574 hectáreas, la mayoría de bosques de ribera, praderas y algunos robledales», mientras que el del Duerna «embalsaría 32,5 hectómetros cúbicos y cubriría 345 hectáreas de bosque de ribera, praderas, vegas, robledales y encinares, todo ello en buen estado de conservación». Por ello, entienden que «no son dos embalses pequeños, como se nos ha dicho, sino medios, y para la cuenca y el territorio afectado, con un impacto ambiental y social muy elevado, ya que la actuación es irreversible», señalan. La asociación defiende que «el argumento del riego para la Valduerna y la Valdería no se sostiene, porque poseen regadíos de aguas subterráneas y algo de superficie; además, comarcas en condiciones parecidas y con embalse, como La Cepeda, han sufrido la pérdida de población de la misma forma», dicen. Sin justificación La entidad cree que «estos embalses podrían tener una justificación social en 1920, pero en la actualidad, con el escaso número de agricultores y con muchas hectáreas sin cultivar en estas comarcas, la solución quirúrgica de los pantanos no soluciona el problema de fondo, sino que representa la desintegración territorial de la asociación Montañas del Teleno, y un nuevo sacrificio para los que ya se han sacrificado». Así, advierten de que «los habitantes de Filiel, Boisán, Molinaferrera, Chana, Manzaneda, Morla y Quintanilla de Yuso, tendrán que emigrar, por la falta de sus escasos recursos para vivir». La asociación incide en que «los pantanos no tienen estudio de viabilidad», y en que «hasta ahora no se ha dicho a los agricultores que van a tener que pagar 6.000 euros por hectárea, así como los costos de mantenimiento e infraestructuras de riego, lo que puede suponer que lleguemos al esperpento, como en el caso del embalse de Villagatón, que nadie lo quiere porque las cargas de financiación son imposibles de sostener para los labradores». Los ecologistas, que añaden que «todo ello responde a un modelo» en el que «la especulación económica y los intereses de empresas constructoras y enérgeticas destruyen valles», critican a la Junta porque «no han sabido dar alternativas» al mundo rural.