«Fuimos a la tele a divertirnos»

-¿Cómo se lleva eso de ir a la tele? -La verdad es que impresionan las medidas de seguridad que tienen. Cuando llegamos a los estudios tenían los datos de cada uno de nosotros y nos hicieron pasar por un detector de metales, como los que hay en los aeropuertos. También pasaron por un escáner las bolsas y, en mi caso, como la televisión que utilizo para el disfraz no cabía en la máquina, me hicieron desmontarla para examinarla. Nos prohibieron hacer fotos en el plató y tampoco nos dejaron exhibir las pancartas del circuito de velocidad. -Pero eso de salir de aquí a las siete de la mañana para un programa de dos horas, publicidad incluida... -Bueno, después, de lo que he contado, dejamos allí los disfraces, en unos camerinos, y nos llevaron a comer -bastante bien por cierto, aunque no de restaurante de lujo-, nos dieron una charla de unos quince minutos a propósito del programa y, sobre las tres y media de la tarde, entramos en el plató y la grabación duró unas seis horas. -¿Por qué tanto tiempo? -La razón principal son los cortes que se ven obligados a hacer. Por ejemplo, la primera prueba del programa supuso que hubo desmontar el dragón que servía para hacerla, luego, como aquello echaba porquería, entraban los de la limpieza y, mientras, Bertín Osborne, lógicamente, salía y tardaba un rato en regresar. De todos modos, la gentileza de la cadena es tal que a las dos horas de estar allí, nos dieron un bocadillo. Pero eso supuso salir del plató y volver a entrar, con las consiguientes medidas de seguridad... -¿Cuál es la sensación que uno tiene cuando entra en un estudio de televisión? -Este programa se hace en lo que llaman el teatro de Antena 3 y, personalmente, a mí me pareció más pequeño de lo que parece en la televisión. -Existen una condiciones que hay que se deben aceptar para participar en el programa aunque sea como público del mismo. ¿A qué se refieren? -Las leí por encima, porque son seis o siete folios y tenía mucho que hacer para disfrazarme. Según vi y me han contado, se refieren a las personas que selecciona el presentador para concursar. Entre lo que se contempla es que el premio te lo dan pasados cuatro meses. -¿Les dijeron que, tras ganar un premio, luego viene Hacienda con las rebajas? -Sí. Pero, creo que todos, íbamos a pasarlo bien y creo que un tanto por ciento bastante elevado de los que fuimos no leyó las condiciones, porque había que maquillarse y eso lleva su tiempo. -Uno va de bulto, de público, y le toca concursar. ¿Vuelve a la grada? -No. Si bajas a hacer un tarto con Osborne, te llevan luego a una habitación, de la que no sales hasta el final, en la que sigues la grabación por una pantalla de televisión. Eso sí, en esa sala hay jamón, chorizo, lomo, cecina... -Seguimos con el público. ¿Uno se sienta dónde más le apetece? -No. Te sientan ellos. Según llegas, a cada grupo de personas le asignan una azafata y todo lo que necesites -un vaso de agua o cualquier otra cosa- se lo tienes que pedir a ella. Azafatas había como veinte. -¿Qué se puede decir de las indicaciones que recibe el público? -Antes de comenzar la grabación nos hicieron una prueba de risas y aplausos y, en el plató, había dos regidores -el que nos tocó a nosotros era un tío bastante salado-, uno para cada lado, que te hacían señas de cuándo tenías que aplaudir, decir un «¡oh!», picar al concursante para que elija una cosa u otra. -La musa del carnaval de este año, participó en una pequeña prueba. ¿Sabía el presentador que ella es una figura especial de la fiesta? -Eso es algo que habría que preguntárselo a ella, pero su traje es muy bonito y ella muy guapa. El caso es que salió y se llevó dos teléfonos móviles. -¿Quedaron satisfechos con los premios que obtuvieron? -La verdad es que nos podían haber tocado mejores, pero la surte es la suerte y, además, influye mucho lo que te dice el público, te puede hacer cambiar de idea. La gente va a jugar y uno de los avestruces perdió un Mercedes, pero es así. -Sí, como la bañezana que participó por regalarle un jamón a Osborne, y el embutido le salió por 1.600 euros. -La verdad es que le salió un poco caro el jamón, porque, cuando había acumulado esa cantidad, tuvo mala suerte. Esteba muy nerviosa, como es lógico, y ya he dicho antes que vas allí a jugar.