La creación del batallón literario

Durante el desfile, que se prolongaba desde el Ayuntamiento hasta la catedral, el pendón era llevado por una persona allegada al marqués, o en su defecto, por el regidor más antiguo. Esta tradición organizada durante siglos por los gremios astorganos se iría apagando con los tremendos sucesos de la Guerra de la Independencia, hasta que fue recuperada con todo el esplendor y la parafernalia del medievo por los organizadores de ExpoAstorga 94. No obstante, el señero pendón de Clavijo no permanecería ocioso en su cofre durante todo este tiempo. Precisamente al conocerse en la ciudad los sucesos acontecidos el 2 de mayo de 1808 en Madrid, aunque algunos eruditos retrasan al mes de abril el origen del amotinamiento popular, los estudiantes del seminario, auténtica elite intelectual astorgana, constituyeron el bautizado como Batallón Literario de Clavijo y Santiago. Henchidos de fervor patriótico sacaron del Ayuntamiento la gloriosa bandera y, tras su rastro, recibirían el bautismo de fuego en la batalla de Rioseco. Son innumerables los reconocimientos y homenajes recibidos por la mítica enseña a lo largo de los siglos. Por decreto-ley se concedería a la bandera de Clavijo honores de capitán general con mando en plaza, e incluso nunca salía oficialmente de su lugar habitual en el Ayuntamiento sin que un destacamento de tropas formase delante de las puertas para presentar armas a su paso. Nuestro espacio concluye por el día de hoy, así que sólo queda describirles la apariencia física del pendón de Clavijo tal como ha llegado a nuestros días. Se trata de un emblema de seda, con cuadros rojos y blancos, salpicado con trocitos del primitivo estandarte que ondeó al viento en la campa de Clavijo allá por el mes de marzo del año 844. Toda una reliquia de la historia española.