Quedan menos de 300 urogallos cantábricos en los bosques del norte peninsular
Los bosques de Castilla y León, Asturias y Cantabria acogen alrededor de 290 ejemplares de urogallo cantábrico, según un estudio presentado hoy en un foro digital en el que han participado expertos del Consejo de Administración Forestal (FSC), SEO/BirdLife y la Fundación Biodiversidad.
El informe, que pretende "identificar las principales amenazas de la especie y aportar medidas que ayuden a la conservación de su hábitat" según la directora técnica de FSC España Silvia Martínez, destaca que esta ave galliforme se encuentra en peligro de extinción desde septiembre de 2018, tras registrarse una disminución del 45 % de su población en los últimos veinte años.
Entre las actuaciones barajadas para salvarla, figuran impulsar trabajos silvícolas específicos para cuidar su ecosistema y potenciar la conectividad de las zonas donde vive, como los términos municipales asturianos de Cangas del Narcea, Degaña y colindantes.
Martínez también ha destacado la necesidad de fijar acuerdos de custodia del territorio, limitar el turismo rural de la zona y controlar las actividades generales en su hábitat.
El encargado de gestión de proyectos de FSC, Marcos Estévez, ha precisado la importancia de "señalizar y sustituir los vallados ganaderos que contienen alambres de espino por vallas de madera de castaño", ya que "una de las principales causas de muerte del urogallo cantábrico se debe a su colisión contra esta infraestructura en zonas con pendiente".
Sin embargo, la aplicación de estas medidas ha traído consigo "numerosas limitaciones" para los vecinos, por lo que el presidente de la parroquia rural de Degaña, José Luis Fernández, ha advertido del "cambio de percepción" de la población local, que ha empezado a ver la protección de la especie como "algo negativo, ya que les está quitando privilegios sobre el bosque".
En ese sentido, el responsable de especies amenazadas de SEO/Birdlife, Nicolás López, ha pedido "un cambio de perspectiva", ya que, a su juicio, "tanto la gente de fuera de la zona como los locales deben entender que se encuentran en un espacio natural protegido".
López ha enfatizado los riesgos para el urogallo, como "la proliferación de vías eléctricas, que aumenta su mortalidad", o las explotaciones mineras a cielo abierto, que afectan a su ecosistema.
Por ello, es "urgente" fijar nuevas estrategias por parte de la Administración, incluido un plan específico de recuperación de la especie porque, ha afirmado, "mientras quede una población mínima viable, lucharemos por su conservación".