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La tumba de Manolo

El carpintero reposa, pisoteado, a los pies del cementerio

Setenta y cinco años llevan los restos de Manolo, el de La Vega de Almanza, enterrados fuera del camposanto porque «no iba a misa»

Fidel Alonso señala donde está enterrado Manolo, a la entrada del camposanto. CAMPOS

Publicado por
Cistierna

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La historia de Manolo, el de La Vega de Almanza podría ser una historia más. Un hombre trabajador que vivía solo y sin familia, a quien sus vecinos definían como una persona buena y un carpintero muy laborioso. De su casa ya no quedan más que unas pocas piedras de uno de los esquineros. Sus últimos años los vivió de la ayuda hasta que falleció ya mayor y olvidado.

Han pasado más de 75 años desde que los restos de Manolo fueran enterrados en la misma puerta del cementerio, fuera del recinto sagrado, en una tumba pisoteada desde entonces por cualquiera que necesite acceder al campo santo. Quienes recuerdan su historia aseguran que su único error fue que «decían que no iba a misa». Podían haberle enterrado en el exterior del cementerio como se hizo en algunos en otros pueblos. Pero a Manolo, el de La Vega de Almanza, le enterraron en la misma puerta del campo santo donde todos sabían y silenciaban que cada vez que había un sepelio los asistentes tenían que pisar la tumba de Manolo. Y allí sigue. Al parecer fue una decisión del pueblo o de algunos del pueblo. No se sabe muy bien.

Uno de los habitantes de La Vega de Almanza, Emilio Prieto, señala que cuando sucedió este hecho él ra muy joven, pero recuerda que los niños iban detrás de la comitiva y los mayores portaban una caja realizada con unas tablas. «Le echaron en el hueco, taparon y aquí permanece desde entonces. Todo se hizo muy rápido y sin cura», asegura. «Llevaban una juerga burlesca. Ha sido una burla sin sentido», comenta otro vecino, Fidel Alonso, quien se lamenta que hayan pasado ya más de 75 años y todo siga igual.

Y es que los años pasaban y nadie ha puesto solución a una situación indigna, ni siquiera los muchos sacerdotes que pasaron por la iglesia del pueblo y que conocían este hecho. Cuando llegaban las lluvias la entrada del cementerio se volvió muy resbaladiza y se formaba barro así que añadieron una capa de cemento a la entrada del cementerio, bajo la cual están los restos de Manolo.

Hace unos años Emilio y Fidel presentaron en el Ayuntamiento de Almanza un escrito y un croquis para que «se ampliase el cementerio y poder dejar a Manolo dentro de campo santo y acabar con esta lamentable historia». Incluso se llegó a hacer una manifestación. La respuesta municipal fue la negativa. «Seguimos con el cementerio pequeño y Manolo fuera», señala Fidel, quien ve mala solución a un asunto que se enquista en el tiempo.