León avanza al tercer puesto en la superficie ecológica de la Comunidad con 9.233 hectáreas
La Universidad de León acoge el próximo jueves unas jornadas sobre los beneficios de este sistema de producción agraria
Son muchos los retos a los que se enfrenta la ganadería y la agricultura ecológica en la provincia de León. Así se puso ayer de manifiesto en la presentación de las jornadas sobre Agricultura Ecológica Regenerativa que organizan la empresa social Naturgeis y la Asociación de Agricultores y Ganaderos Ecológicos de León (Agrele) y que se celebrará el próximo jueves 30 de septiembre en la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal de la Universidad de León.
Aunque es evidente la expansión tanto de la agricultura como de la ganadería ecológica regenerativa, «aún queda mucho camino por recorrer para ponernos al nivel de otras comunidades autónomas», destacó Pedro Aguado, director de la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal, durante la presentación de las jornadas a la que también acudieron Ricardo Valderrama González, en representación de Naturgeis, y Gabriel Alegre Castellanos, de Agrele.
De las 69.916 hectáreas dedicadas a la agricultura ecológica en Castilla y León en el año 2020, 9.233 se encuentran en la provincia leonesa, lo que la sitúa en el tercer puesto de la comunidad. Son Zamora y Valladolid las que más superficie destinan a la agricultura ecológica con un 44% de la superficie regional entre las dos provincias.
Producción animal
León está a la cabeza en el número de granjas ganaderas ecológicas en Castilla y León
Son embargo, León está a cabeza en el número de granjas ganaderas, con un total de 42 de las 134 que hay en Castilla y León.
De esas 42, trece son de vacuno, una de ovino, dos avícolas y las 26 restantes de apicultura.
Del total de la superficie sembrada en la comunidad, destacan los prados y pastos (27%), los cereales (20%), seguidos de las plantas cosechadas en verde para alimentación animal (10%), el viñedo (12%), las legumbres secas (8%) y los cultivos industriales (6%).
Dentro de la actividad ecológica, Valladolid es la provincia con mayor número de actividades industriales relacionadas con la producción vegetal y Salamanca la que registra mayor número de actividades relacionadas con la producción animal.
Respecto a la actividad industrial, en producción vegetal, el 35 % se centra en la elaboración de bebidas y el 30 % se dedican a la manipulación y envasado de frutas y hortalizas y de otros productos alimenticios de origen vegetal. Y se produce un aumento de las industrias de transformación y elaboración de alimentos de producción animal.
Durante la ponencia se pondrán de manifiesto las ventajas y los inconvenientes que tiene actualmente la agricultura ecológica.
Según Pedro Aguado, la agricultura ecológica tiene unos claros beneficios medioambientales y también para la salud de los consumidores, ya que «son productos de alta calidad y libres de productos químicos».
Sin embargo, su producción es mucho más laboriosa, ya que «precisamente esa ausencia de pesticidas y otros productos hace que el agricultor tenga que estar más pendientes de sus cultivos para anticiparse a las posibles plagas», explica el director de agrícolas.
Además, las producciones, al ser más controladas, son de menor extensión, lo que en cierto modo puede reducir su rentabilidad.
Aguado destacó los avances que tanto desde la universidad como de las empresas hay en estos momentos para conseguir productos biológicos para vencer a las plagas que puedan afectar a los distintos cultivos ecológicos. La preocupación social por la conservación y recuperación del medio ambiente cada vez es mayor. El sistema de producción ecológica es un sistema general de gestión agrícola y de producción de alimentos que combina las mejores prácticas ambientales, un elevado nivel de biodiversidad, la preservación de recursos naturales, la aplicación de normas exigentes sobre bienestar animal y calidad y seguridad alimentaria, obteniendo productos a partir de sustancias y procesos naturales. Así pues, los métodos de producción ecológicos desempeñan un papel social doble, aportando, por un lado, productos ecológicos a un mercado específico que responde a la demanda de los consumidores y, por otro, bienes públicos que contribuyen a la protección del medio ambiente, el bienestar animal y al desarrollo rural.