Coñac y chorizos

Llegada la comitiva a la plaza Mayor, desde el balcón del Ayuntamiento se pronunciaron vibrantes discursos a cargo del alcalde y de don Miguel Adellac. Poco después, al pasar frente a la casa del señor vicario capitular, éste salió al balcón para dar entusiastas vivas a la patria, a la religión y al ejército, lo que contribuyó al general enardecimiento. A la estación acudió la mayor parte del vecindario astorgano, y algunos particulares distribuyeron entre la tropa un lote de cigarros, chorizos y también botellas de coñac. El tren partió ante las aclamaciones de la multitud, y tal como señala la prensa correspondiente a aquellos agitados días, «tanto por el afecto hacia los que marchaban como por sus deberes patrióticos». Contribuir Pocas fechas más tarde, la Corporación Municipal acordaba por unanimidad general el contribuir a las suscripciones promovidas para la campaña de Melilla, «pensionando a los hijos de Astorga que se distingan e inmortalicen en la guerra, y dotando a las familias de los que fallezcan en la misma». Todo un gesto político que habría de repetirse posteriormente, en los terribles días de Annual o Monte Arruit. Pero ciñéndonos a los acontecimientos militares vividos en la plaza Mayor, no podemos olvidar la alegría experimentada en Astorga durante la tarde del 13 de mayo de 1925. Aquella recordada jornada llegaban hasta nuestro enclave protagonista, dispuestas en columna de a cuatro y a los emotivos sones de la Marcha Real, las fuerzas de Infantería de las Órdenes Militares número 77, guarnición que habría de asentarse en la ciudad. Recepción oficial La recepción oficial en el Ayuntamiento tuvo lugar a la mañana siguiente, iniciándose de este modo una etapa de colaboración e integración entre Astorga y su tropa que, afortunadamente, prosigue sin desmayo al día de hoy, traducida en numerosos actos.