El crimen de Mansilla de las Mulas
Ni la autopsia ni varios informes han llegado a las partes siete meses después
La instrucción de la causa se ralentiza y no permite a los abogados posicionarse en la causa
La autopsia del cadáver de la joven asesinada por su expareja en Mansilla de las Mulas el pasado mes de abril y los informes con los posicionamientos de los móviles del agresor y de la víctima no han sido remitido aún a los letrados de la acusación particular y la defensa, circunstancia que ha provocado una cierta paralización de la investigación judicial del caso, que camino de cumplir siete meses desde el ataque mortal, está estancado.
Los hechos ocurrieron el 17 de abril pasado. El autor confeso reconoce que sufrió un momento de enajenación mental transitoria la noche de autos y que perdió el conocimiento de lo que hacía y la razón, circunstancia que le llevó a acabar con la vida de la que era ya por entonces su expareja.
La investigación da por hecho que el esclarecimiento del caso, que corre a cargo de la Guardia Civil, está más que resuelto. Pero para justificarlo a nivel judicial, los abogados necesitan conocer el informe completo de la autopsia. La acusación particular, que representa a la familia de la fallecida y encarna la letrada Beatriz Llamas, para probar la violencia del ataque, que se demuestra en el hecho de que el puñal usado para acuchillarla se partiera en su esqueleto. La defensa, porque pretende demostrar que la víctima pudo defenderse, lo cual rebajaría la calificación penal de asesinato a homicidio.
El sospechoso, recluido en Villahierro, desde el día posterior a su detención, lo hizo «en un arrebato de ofuscación» por no haber podido superar la ruptura de la relación sentimental que habían mantenido. Previamente, había estado sujeto a una orden de alejamiento decretada por el juzgado con ocasión de la denuncia presentada por otra pareja anterior.
La última prueba testifical que se practicó deparó los testimonios de amigos de la fallecida que relataron los episodios de constante seguimiento del varón hacia la joven y el hostigamiento telefónico al que según ellos la sometía. El procesado no quiso entrar a esas cuestiones y sostiene que no hay ningún amigo de la finada que presenciara ningún episodio de estas características. Por eso los informes de las llamadas telefónicas son fundamentales parar determinar la cercanía física y la existencia o no de las llamadas.
En su explicación, el autor confeso señaló que en torno a las 23.30 horas de aquella noche se levantó del sofá y salió: «Bajo al coche», le dijo. Ante la tardanza, el progenitor no se extrañó en exceso porque pensó que habría quedado con algún amigo. Fue cuando le llamó la Guardia Civil el momento en que comprendió lo que había ocurrido. El imputado se presentó casa de la que había sido su última pareja, y después de empezar a discutir, la emprendió a golpes con ella usando un objeto contundente con el que le pegó en la cabeza y posteriormente la apuñaló en el cuello con un cuchillo que cogió en la cocina, causándole la muerte prácticamente en el acto. «Me dijeron que ya estaba con otro y no pude superarlo, no sabía lo que hacía y me volví loco».